lunes, 22 de noviembre de 2010

Matar sin querer

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22 noviembre 2010


Leíamos un artículo, esta mañana, sin mediar palabra, con el café en boca y la lengua áspera aún, recordándonos un  fin de semana de amor y pasión terrenal familiar impensable en la otra vida, (me refiero a la del trabajo), cuando al fin alguno, justo el que tenía echándome su halitosis  de Chinchón mal digerido en el cogote,  ha dicho: “Yo tuve suerte, iba con cuatro copas de más y bajando del Puerto La Cadena me salí recto en la curva de la Cruz y me quedé sin tres dedos del pié y mil huesos rotos. Estuve dos años de baja, perdí el empleo de Educación Física que tenía en el Ayuntamiento y mis padres no me echaron de casa, pero me di cuenta que los maté sin querer. Hace ya mas de treinta años, pero nunca se me ha olvidado

"Me piqué y caí por un barranco"

"Me dirigía a Segovia. En un adelantamiento, dos coches nos picamos y echamos a correr. Que si el mío es más rápido, que si el mío es mejor, que si no te dejo pasar, que si te cierro... Salí volando por un barranco y un árbol me frenó". Aquel día, el 4 de noviembre de 2000, el cóctel de imprudencia y exceso de velocidad no solo precipitó por aquel terraplén la furgoneta de Lázaro Rodríguez: "Volaron mi vida y mis proyectos, se rompió mi futuro". El otro conductor salió ileso.




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