jueves, 17 de febrero de 2011

Un Peó dels Escacs- Un Peón del Ajedrez



17 febrero 2011


Esta mañana, mientras recreaba mi imaginario espacio mental con locuras del ayer, en segundo plano aparecía un cuento que ya me contaron hace muchos años pero que hoy, a resultas de una charla pública  a la que he sido invitado, mi antecesor en la faena lo ha contado como ejemplo de lo importante que puede ser cualquier componente de un grupo, sea cual sea su cargo, y me ha vuelto al pasado. Uno de los asistentes, que se mostraba muy abatido,  es requerido por el conferenciante al haber manifestado éste, el joven asistente, la impotencia que sentía él en su empresa por no sentirse ni útil, ni importante y que él no se veía capaz de nada, pues solo cogía el teléfono, hacía fotocopias y revisaba las agendas de todos los técnicos, para que las citas fueran atendidas en fecha y plazo. Pensaba que su trabajo era poco importante y que, con la nueva estrategia de la empresa, que se lanzaba a un mercado mas amplio y más lejano, no sabía si podría estar a la altura y que su motivación había bajado mucho desde que se lo habían contado, hacía una semana. El conferenciante se ha sacado un Peón negro de ajedrez de su bolsillo y le ha preguntado al joven: ¿Sabes que es esto?. El muchacho, lógicamente, le ha dicho si. A continuación ha sucedido lo extraordinario, el charlista ha comenzado a contarle …..
Hace muchos años, cuando estaba en el ejército, en Barcelona, mi Comandante, al que le gustaba mucho jugar al Escacs, (ajedrez), me preguntó si yo sabía jugar y le dije que solo un poco. Entonces me invitó a hacerlo y jugamos, desde entonces, todos los días hasta que se jubiló. Pasados unos años, me llamaron porque Mi Comandante se moría y en su lecho de muerte pidió verme. Acudí a verle y sin apenas poder oírle, me dijo que me acercara, cogió mi mano, me la abrió y me puso en ella esta figura , (la del peón del ajedrez), y entonces, cogiéndome del brazo para que acercara mi oído a su boca me dijo: ¿Te acuerdas cunado jugábamos al ajedrez, cada noche? – Pues debes saber que tú, sin saberlo, hacías de mi el hombre mas feliz del mundo, me hacías sentirme importante y me hacías pensar, eras un buen jugador, eras, para mi, un tipo muy importante, no lo olvides nunca hijo, no hace falta tener muchas estrellas, ni galones, para ser importante, todos lo somos si sabemos encontrar nuestro sitio.
A continuación, el charlista le ha dicho al joven que se acercara, le ha abierto la mano y le ha puesto en ella la figura del peón negro del ajedrez a la vez que le decía: Todos somos importantes, ya sabes,  no importa donde, solo tenemos que encontrar nuestro sitio. 

Y a mi me ha dejado sin habla. Es difícil trasladar las emociones al papel cuando estas se producen de forma tan inesperada y tan majestuosa, pero realmente ha sido un tiempo muy emocionante el vivido esta mañana, de los que vale la pena vivir y así ha sido.