viernes, 25 de marzo de 2011

Lo viejo se muere: ¿sin remedio?



25 marzo 2011

Hace ya unos días leía con cierta decadencia física encima que La Goleta, ese Restaurante tan emblemático de nuestra Explanada Alicantina, se ha roto, ha cerrado, se ha ido:

La Goleta  pliega sus velas

Tras 60 años abierto, el restaurante, uno de los pocos establecimientos históricos que quedaban en pie, ha cerrado debido, según sus dueños, a la crisis económica y a la decadencia de la zona de la Explanada

Eso decía la noticia, pero lo triste, lo lamentable, es que no hay quien quiera continuar ese tipo de negocios que han sido ejemplo de glamour, de hacer ciudad y de esfuerzo profesional a la hora de reinventarse cada día. Nadie quiere cultivar lo viejo, eso da mucho trabajo, ya nadie quiere, o no puede, comer en sitios así, ¿será eso?, no lo sé, pero lo cierto es que poco a poco, todos van desapareciendo y me tendré que acostumbrar a comer en el Foster H, en el Ginos o en la Tagliatella, en los que no se come mal, pero, claro, hacerlo con ese sabor a antiguo y a nuevo que siempre comportaba tomarte una arroz de salmonetes, “pamorirse”, como hacían allí, en tan sacro lugar, eso es hablar de los tiempos en que el mundo despertaba con el sol. Ahora, dentro de unos años, cuando en el mismo lugar unos, los viejos, se paren a mirar su fachada con los ojos en el infinito, otros lo harán diciéndole, por ejemplo: “¿Abuelo, entramos aquí a comernos una Pizza? y tú no sabrás que responder, ¿verdad? – Esa es la vida, esa que pasa sin que no demos cuenta, hagas los planes que hagas, da igual, pasa igual, es todo igual, siempre ha sido así.

Esperemos que alguien sepa guardar estas historias de las ciudades, sus habitantes y sus negocios para que algún día todos puedan saber que La Goleta existió.
PD: Mi ardor culinario me impide seguir por esta vía de la nostalgia y todas esas ñoñerías que tanto afectan a la tontuna humana, me voy, ahora mismo, a comerme un arroçet con mis amigos del Espanyol de los 60, en el Ros que me voy a poner “pamorirme” – Penas con pan …
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7 comentarios:

  1. Me causo la misma pena que a ti el otro dia. Es una lástima que nadie tome el relevo en negocios como este, máxime en una ciudad como la nuestra donde no hay tantos con tanta solera. UNA PENA, sin duda.

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  2. Gracias, argy, tú eres muy joven, aún, pero me alegra saber que te ofende saber que esas penas que provoca el olvido de lo antiguo se conservan en alguien como tú, por ejemplo.

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  3. Pues a mí también me da pena, como pena me da que las cosas que he visto siempre, desde pequeño, vayan desapareciendo aunque no era un establecimiento de mi predilección. Hay un aspecto que no se toca en este artículo y es el inmobiliario. El restaurante ha desaparecido porque estaba muy obsoleto y necesitaba urgente una reforma, sobre todo en la cocina (los aseos no sé yo como estarían) que se veia por las ventanas de la C/San Fernando y la verdad, no daban muchas ganas de comer allí. Aún se pueden apreciar las telas metálicas llenas de hollín y girones de grasa y polvo (y las recuerdo así desde siempre). Y no lo han reformado, porque estaban de alquiler antiguo y como todos sabemos, las reformas conllevan el aumento y seguramente no lo podrían soportar.

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  4. Esto que cuentas me recuerda la pena que a mi me dio cuando, en su dia, fueron cerrando todos los cines clasicos de Sevilla y ahora casi todos ellos se han convertido en supermercados. Hace ya unos meses que no puedo darme una escapada para alla, pero, si todo siguie como la ultima vez, el unico que queda de esas caracteristicas es el Cervantes. Si que es una pena que esos lugares que conocemos de toda la vida vayan cerrando...

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  5. Es cierto, EKK, el valor de rehabilitación, el bajón comercial de la Explanada y las escasas ganas de montar negocio se han juntado en el lugar, pero lo importante es que nos acordemos de lo que un día fue, , es como lo de Viriato, casi ningún adolescente sabe en que equipo jugaba.

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  6. Pueden cerrar, Antonio, pero lo importante es que algo y alguien nos recuerde que existieron sea a base de mantenimiento de fachada, de sus accesos y de sus símbolos, a eso quería referirme en esta bloguería. Dos lágrimas para evitar que no olvidemos nuestra historia, ni nuestro pasado.

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  7. Yo a la plaza donde estaba el cine Rialto le sigo llamando la plaza del Rialto. Cuestion de costumbre supongo... :)

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