03 marzo 2011
Nuestras costumbres, nuestras casas, nuestra historia, todo, poco a poco, sin darnos cuenta se nos va enterrando en la memoria sin que, en muchos casos, vestigio alguno deje restos de su existencia. Me maravilla ver como algunos de esos locos amigos, compañeros de Bloguerías, EKK, Pedro Más y otros muchos, se empeñan en mostrar y demostrar como eran nuestras ciudades en un alarde de imaginación, labor y entrega hacia la significación de esa historia la cual parece que nadie quiera saber que existió.
En nuestro zona litoral, la mediterránea, hemos dado un ejemplo de como puede destrozarse una gran parte de la identidad paisajística de un país en muy pocos años. Lo hemos hecho nosotros solos, al amparo de un urbanismo salvaje que a todos nos pareció iba a traernos la prosperidad y la riqueza que con nuestra imaginación y nuestra capacidad productiva no éramos capaces de conseguir. No lloramos, ni se si sabremos hacerlo alguna vez por este motivo, pero sirva esa experiencia sufrida, esquilmando gran parte de nuestro paisaje con ello, para que seamos capaces de explicarlo a los que nos suceden sin que nos usen de ejemplo o nos echen la maldición que merecemos. Enseñarles a aprender de nuestros errores, difícil sí, será muy difícil, pero alguien debiera ponerse de inmediato a ello y secundar con su ejemplo a todos esos locos blogueros que nos animan cada día a ello.
Hoy Fernando S, en un claro intento de poner en evidencia nuestros males, me manda una presentación que muestra de lo que han sido capaces en otros lares, Normandía, en este caso, a la hora de recuperar su patrimonio urbano, partiendo de las cenizas que les dejó la Segunda Guerra Mundial.
En el VIDEO se ven instantáneas tomadas durante la Guerra Mundial y en el mismo cuadro se ve otra con su imagen actual. Digno de elogio.
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Muy bueno Enrique. Y como bien dices: hace muchos años, muchos nos creimos que el cambio de lo antiguo por lo nuevo traia prosperidad (éramos jóvenes e inexpertos y nada viajados). Pero llegó un momento en que no, vimos que no era ese el camino, pero la destrucción siguió su curso. Lo realmente preocupante es que aún hay en día, se siga haciendo. Tiendo siempre a poner ejemplos prácticos alicantinos y ahí tenemos el caso de las casitas del Puerto, las de la C/Valencia o los silos de Sabn Blas. Todos ellos en peligro.
ResponderEliminarY es que nos queda tan poco que cualquier cosita es imprescindible, sea estrictamente histórica o no. Hay algunas voces que piden el derribo del muro de la Fábrica de Tabacos, que tiene a lo sumo 35 años, pero está bien construido, es de piedra, no molesta y además aisla el conjunto del ruido del tráfico y de los vándalos, claro. O ayer mismo un seguidor de nuestra alcaldesa, le pidió que desapareciera una recreación de chimenea que hay en la Bola de Oro. Razón: que los niños no pueden jugar bien (en una plaza que tiene una extensión considerable).
ResponderEliminarMe ha encantado, muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias EKK, gracias Pablo. Se nos caen las lágrimas pero me alegra creer que aún hay esperanza, pequeña, pero pienso que la hay, la debe haber.
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