08 mayo 2011
A quien diga que lo de Internet, los chats y todo ese amplio espectro de fórmulas que ofrece para relacionarse solo sirven para perder el tiempo, les diré que eso, igual que al hacerlo en vivo, es una pura cuestión de la propia calidad de cada una de las personas que lo utilizan. Diré, como ejemplo, que no puedo hacer culpable de los accidentes de tráfico al que inventó la rueda, ni mandar a galeras a Graham Bell porque el niño de Antonio, y el de muchos, diga que se pasa la vida enganchado al aparatito telefónico cuando con quien habla la acaba de dejar en el bar de su padre, en la esquina, y ya están con el “cuaelgatú-noyonó-cuelgatú” a la hora de la cena en familia.
Bien, así pues, favoreciendo mi mensaje de hoy, diré que ayer me enzarzaba, como muchos días, con esa selecta muchachada que sigo en el Facebook y lo hacíamos alrededor de aquel espacio de tiempo que para mi es tan importante, que es el de pensar en soledad. Espacio de tiempo en el que es muy importante saber escoger el marco adecuado para ello, como le contaba a una de mis “seguidas” con esta especie de sentimiento hacia la desideración exponencial de que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional y le dije:
“Bueno, yo me refería, amiga, a la necesidad que tiene este ser humano en hablar consigo mismo, de vez en cuando y siempre que puede. Visitar el Mar o a mi Cohonesto, es solo un lugar para hacerlo. Tenemos tanto tiempo para todo que dedicarle unos minutos al ser, es algo tan necesario como el amor, o la sangre, para vivir”.
Pero a lo largo de la virtutertilia surgió, como siempre, algo sublime, algo para reconsiderar y para guardar en el baúl de los pensamientos mas nobles, ayer fue Montse Z, la catalana, quien nos regaló su propia idea con un comentario para enmarcar en mi teatro experimental y en el de cualquiera que quiera hacer volar su espíritu hasta donde ella nos sugiere:
“El mar siempre me ha acompañado en mis silencios, en mis secretos, en mis recuerdos y como lo tengo un poco lejos, cuando tengo mono de estar "sola" y sentir la naturaleza para poder pensar en lo mío, recurro a la montaña, a la mía, a la de Montserrat y en una zona no demasiado alta, porque el tiempo no me permite llegar hasta la cima, miro el paisaje conocido y entonces me siento en paz y libre para solucionar los problemas. Desde arriba todo se ve tan pequeño que creo que los problemas decrecen en la misma proporción que lo hacen los espacios vistos desde otra perspectiva. Siempre tiendo a simplificar las cosas al máximo, aunque sea una idea un poco infantil, me facilita poder continuar hacía adelante y me ayuda a ser optimista. Nada supera el olor del mar y el de los árboles mojados por la lluvia.”
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Todo es bueno o malo según el uso que se le de.
ResponderEliminarSi uno se para a pensar en toda esa gente mayor , que por unas causas u otras , vive en soledad y sin salir de casa , sin recibir visitas...con la sola compañía de la televisión.Si toda esa gente tuviese acceso a Internet ( me refiero a que en su día se hubiesen familiarizado con ello ), pues para esa gente seguro que también le serviría para alargar su vida.
Internet no solo es una herramienta para perder el tiempo los chiquillos ( somos culpables los padres ), bien utilizada es , quizás , el mejor invento de los últimos años
Totalmente de acuerdo contigo, Suso, por eso y a partir de ahora, debiéramos salir cada día a nuestro mundo con un objetivo: "Pon un viejo en tu internet y a éste en su vida"
ResponderEliminarNo sólo eres testigo de la realidad cotidiana en su pequeño formato, sino que además nos haces llegar en forma de resumen y con comentarios pequeñas maravillas escondidas en el mundo 2.0. No dejes de hacerlo como el tal "abuelonet" nunca!!
ResponderEliminarAsí lo haré, argy, gracias, llevo mucho retraso en ello y debo darme prisa. Lo haré a toda velocidad.
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