Un domingo en el campo, por fin.

01 mayo 2011

“Si te apetece, coges de ahí unas cuantas alcachofas que están para comer. Solo coge las que te puedas comer”, así es la ley del campo, no debes abusar ni derrochar. ”Están los melones que se salen, Enrique, pero no les puedes quitar el plástico, te cae un chapurreo de agua y te los destroza todos, no te puedes fiar”. Y yo con la boquita hecha agua. Al rato paras en la Venta de Los Martínez del Puerto y allí yace, en un majestuoso estante de la tienda/cafetería/restaurante, ese pan casero aumentado con espumantes que te mueres solo de verlo. Las ristras de chorizos, salchichas, jamones y otros vicios mundanos de mal andar, todo junto forman el mas maravilloso escenario dominical al que puede aspirar tu maltrecho estómago, hoy condenado a comer mas allá de las habituales, y europeas, doce y media de cada día. 

Los enanos cantando, dándome golpes en la pierna para que los sienta cerca, y sonriendo en un gesto de complicidad sin igual, mientras chupa un poco de pan sin estrenar, eso es el cielo, no hay más. “Y como cuentas eso tan obvio y tan panoli, Enrique, pensarán que no estás bien de la cabeza”. Pues eso, seguramente es lo que me pasa, estaré mal de la cabeza y será porque la vida está aquí, sí, aquí, y yo tantos años sin enterarme. Id con cuidado, no se os pase el verano de vuestra vida y cuando queráis disfrutarlo resulte que ya ´llegó el otoño. Id con cuidado, por favor.

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enriquetarragófreixes