28 junio 2011
Hola, Ernesto, ¿como vas? Ahí estaba él, moreno como un Tarzán playero y ágil, muy ágil, como nadie. Verlo me ha sentado de maravilla, él ha sabido acomodarse a esta vida a pesar de su prematura jubilación. Como él dice: “Enrique, de Director del Banco Hispano Americano de la Rambla a la Playa de San Juan solo medió una semana, nos jubilaron a cientos, quizás miles, ese día me dieron la vida”. Ernesto llevará, no sé, mas de veinte años jubilado, entonces tendría cincuenta y pocos y ahora, curiosamente, se le ve mejor que nunca. Pienso a veces que esta sociedad se está volviendo loca, si, eso será, se desprecian casi todos los valores y, a veces, o muchas veces, se desprecian los valores humanos con una facilidad inexplicable. Lo de Ernesto fue hace veinte años, pero nunca he dejado de ver a muchos Ernestos en el mismo caso y hasta hace muy poco con todos mis amigos de Bancaja, por ejemplo, que a sus 53 son enviados a caminar por Playa San Juan. Menos mal que un paseo por mi querida Playa, tiene esas cosas, revitaliza el alma dormida y evita el agotamiento de la sesera cuando piensas en cosas así.
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Leer cosas asi dejan a uno......no se como? Jubilaciones con 53 años!!! Y aún hay gente que se deprime por ello..
ResponderEliminarLo cierto es que no deja de ser "una putada" si uno se siente útil y con ganas de aportar. En fin,,,,como la juventud, algo que no volverá.
Si, argy, ese es el problema, hay muy poca gente que esté preparada para ese momento. Una cosa es que lo hagas por voluntad propia y otra muy distinta es que la sociedad los mande a casa pese a ser aún muy válidos. Esa es parte de nuestro PIB que se va por el desagüe. Qué pena.
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