02 junio 2011
Comenzar el día leyendo los comentarios en el “feisbuc” de mis adorables amigos sobre las bondades de la vida, del amor y de todas esas tonterías que la gente, muchas veces, obvia para no manifestar síntoma alguna de debilidad, es siempre motivo de orgullo y de salud y mucho mñas si ello se produce por una bloguería mía sobre mis cuatro años, ya, de acérrimo bloguero, donde nada mas lejos de la realidad, para mi, ha sido buscar tanta florería, (echar flores).
Pero, bueno, ya ha llegado la hora de acordarse de mis tiempos niños y sobre lo que el cine de barrio hizo de mi, las películas del Oeste fueron el “entretener” de nuestra niñez y hasta de nuestra juventud, hablar del malo de la película siempre lo fue en clara referencia a las del Oeste, donde el malo era malísimo y el Indio una cabra macho con pintas que mataba y quemaba a los buenos de los blancos sin piedad alguna. Aunque nadie con menos de cuarenta pueda creérselo las películas de la época, fuesen sobre la segunda Gran Guerra o sobre las historias del Oeste, forjaron nuestro carácter, nuestra educación y una gran parte de como debíamos ver las cosas. Todo estaba ligado pero nada era gratis, aunque me encantasen y me sigan gustando, todavía, hay algo en ellas que, sin duda, hacen que su visión, y requetevisión, produzca en mi esa extraño y dulce sabor que solo saben apreciar los que ya nos gusta todo aquello que sabe a rancio y tan solo, seguramente, por el simple hecho de saber a eso, a rancio.
Me acaban de mandar este precioso PPS que tengo ya dese tiempo en la nube, en mi cuenta de www.authorstream, y que es un enorme placer repasarlo de vez en cuando:
