jueves, 21 de julio de 2011

Me dejé llevar por la fuerza del viento



21 julio 2011


De vez en cuando y, seguramente, por cuestiones químicas que estimulan las pasiones mas perversas en el  organismo, fluyen sucesos probables en el escenario de tu imaginación, si, en el momento aquél que cuando así estás siempre te acaban preguntando: ¿Enrique, en que estás pensando?
Me habían cambiado el escenario y me sentía extraño, como si aquello no fuera conmigo. Nadie tomaba café, ni había donde hacerlo a su hora, el bus paraba en otro lugar y tenía otro número en el frontal. Las carreras por la izquierda se habían terminado, la gente me echaba claxonazos porque iba muy despacio y me saludaban con un “apártate ya viejo de mierda”. No había peleas por nada, ni con nadie, ni nadie me preguntaba cosa alguna. Yo preparaba los cócteles y yo mismo me los servía y hasta yo mismo me los bebía. Cosas mas raras me pasan, me preguntaba yo. ¿Será el fin?
No sé por qué esos pensamientos te arrastran hacia algún lugar, siempre el mismo, pero así es. Colgué las piernas y me dejé llevar por el viento.




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