lunes, 31 de octubre de 2011

Dignidad, Reputación y “el qué dirán” ... y los directivos de la CAM





31 octubre 2011

A veces uno cree que todo pasa sin que nadie se de cuenta de nada y hasta yo mismo, últimamente, me he creído que eso es así. Esta mañana paseaba con mi niña, la que me da la mano cuando tengo que bajar la escalera, por un precioso pueblo de esta querida Provincia Murciana que tenemos ahí mismo y me decía: ¿Has visto que limpio está todo? El espectáculo era digno de un feliz domingo de otoño, limpieza profunda en calles y fachadas, olor a caldo por todas la ventanas, gente vestida de oscuro y un murmullo de un vocerío lejano que venía de la plaza del pueblo, frente a la Iglesia, donde subsiste el único bar que allí disfrutan. ¿Sabes por qué, Enrique?, me insiste, y sin esperar respuesta me informa: “Lo hacen por el que dirán” – Es cierto, en un pueblo, en un barrio antiguo, en esas ciudades que antes teníamos, en la gente había una razón muy importante para hacer las cosas bien, dignidad, esa era la razón que no le permitía a la gente incumplir con el comportamiento cívico, familiar y hasta espiritual. Lo que la gente pudiera decir de ellos importaba y mucho y eso, vivir en comunidad exigía que, además, de ser digno, honrado y de fiar, había que parecerlo. Eso, que era tan bueno como malo, según “para qué”, hoy ya no es motivo de controversia, a nadie le importa que le llamen putero, golfo/a, que le llamen la atención porque pone la radio o la tele a 100,  y mucho menos que su perro se mee en el ascensor. Miles de cosas hacen, cada día que eso que algunos aún llamamos reputación, no nos permita deberle dinero al sastre mientras nos vamos de Crucero o que nos sonrojemos si te pillan escapándote un pedo en el rellano y abre la puerta el vecino al segundo de haberlo expulsado.

Bien, pues todo eso que he contado, que ya parece haber muerto en nuestra sociedad, resulta que ha resucitado con el asunto de las barbaridades, abusos sino latrocinios, cometidas por los Ex-Directivos de la arruinada e intervenida CAM. Resulta que, curiosamente, esos personajillos están siendo espontáneamente rechazados por sus vecinos, amigos y por donde van,  abucheándolos o negándose a participar en juegos deportivos y/o reuniones donde ellos comparezcan. Curioso, si muy curioso, pero cierto y yo que me alegro, no por la desdicha de los “homenajeados”, no, me alegro por el despertar de un sentir social que, bien entendido, jamás debiéramos haber olvidado. Yo sigo pensando que algo está cambiando, que hay esperanza y/o que esto es el principio de un cambio social que debiera ser muy importante para alegrar a muchos y estropearle a la vida a esos pocos privilegiados que llevan demasiado tiempo incumpliendo nuestras expectativas y nuestro mandato.

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