Una llamada de mi amigo Fran me ha hecho ponerme muy blando y es por ello que debo deciros que, aunque podría estar mejor, estoy bien. Solo un denso tratamiento preoperatorio para resolver mis cosas prostáticas ha conseguido dejarme sin aliento aparente y sin vida cibernética, al menos, de momento. Gracias a todos aquellos que se están preguntando lo de “que mal debe estar Enrique para que no se meta en su PC”, si, es cierto, pero no os libraréis de mi. Prometo volver, no se cuando, pero será cuando me haya recuperado. Gracias, como dicen los artistas: “Gracias, de verdad, gracias”
Feliz Navidad.
