Cuando un amigo, de modo inesperado, te suelta un discurso elitista de buen gusto, eso sí, sobre el bien y el mal, mostrándose seriamente ofendido por algo que has dicho sin mas malicia que la de provocar alguna risa ácida, te das cuenta que lo mejor, cuando esto pasa, es dedicarte a cantar y yo, sin esperar mucho, es lo que he hecho.
Ahí os dejo la canción, la escogí para la ocasión, su vídeo y el consejo: Antes renunciaría a la fe que infunden cuatro ideólogos interesados que a perder a un amigo por ello.
Ahí os dejo la canción, la escogí para la ocasión, su vídeo y el consejo: Antes renunciaría a la fe que infunden cuatro ideólogos interesados que a perder a un amigo por ello.
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