Playa San Juan
25 septiembre 2012
Si fuera mujer y, además, algo mayor o muy mayor, no se si me gustaría ataviarme con ropa muy de los 60, “pechuga en flor, rulos en el pelaco recién quitados y morros coloraos”, no lo sé. El caso es que hoy, tras hora y media dale que te pego a mi zapato y a mi bastón, contemplando, a la vez, ese hermoso mar que se me regala cada día, he parado en uno de esos preciosos y renovados chiringuitos que adornan nuestra Playa de San Juan, especialmente porque no había nadie. Buena vista, una solución a mis problemas prostáticos a 5 metros y un café, no muy bueno, todo hay que decirlo, a la voz de Ar. Pero apenas sentarme, zas, ha llegado mi Zsa Zsa Gabor, si, esa estrella de los 50 que embaucó a toda una generación y que hoy, de modo emulado, me ha tocado a mi disfrutar de su reencarnada presencia en forma de bella y octogenaria amiga:
“¿Joven, tiene fuego?”– Lo siento, yo no fumo desde hace mas de once años“¿No le apetece uno?”– Si, seguramente, pero no me parece una buena idea, gracias“¿Oiga, joven, usted no sabrá donde hacen esos helados que tanto anuncian para Alicante?”-Mire usted, señora, cien metros mas allá, está la heladería de Jijona mas conocida del mundo entero, allí seguro que le pondrán ese helado que ansía“Ya, pero, …., ¿podría usted llevarme?
Lógicamente, le he dicho que no podía acompañarla, a mi octogenaria amiga cafetuliana, pero sin recato alguno se ha sentado en mi mesa y me ha contado una tremenda historia de amor que no era otra que la vivió con su Andrés, su marido, al cual perdió hace un año tras una tremenda y penosa enfermedad.
Escuchar historias de amor en vísperas de mi próximo 40 aniversario de boda, me resulta, seguramente, algo mas sentido y bello que en otras ocasiones, pero lo que mas me sorprende es la facilidad que tengo para que me las cuenten. En cualquier caso, escucharlas es una delicia al alcance de cualquier mortal, solo se trata, quizás, de abrir el alma para ello. hoy, sin apenas esperarlo, ya ha sido un gran día.
A mí me gustaría saber la historia de la octogenaria... Me encantan esas historias...
ResponderEliminarSaludos
Era una historia excelente, muy sentida y de esas que te arrancan a llorar, no se si de felicidad, Eva. Intentaré asimilarla, en extensión y contenido y, quizás, la cuente
EliminarAtraes a la gente de una manera muy singular amigo...........No dejes de contarlo!!
ResponderEliminarMe resulta fácil, amigo Antonio, siempre me ha sido fácil. Maribel siempre me dice que me "enrollo" con cualquiera y resulta que es verdad.
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