No quiero vivir así

29 septiembre 2012

Hoy, mas corto que otros días, razones de fuerza mayor obligan a tomárselo así, pero me he ido a ello y mientras daba mis primeros traspiés matinales, en mi irrenunciable caminar tempranero, he coincido en el banco de casi siempre, (un banco de sentarse), con uno de mis conocidos  y descerebrados abuelacos* aunque no por ello, como yo, nada desechables, pues el tío aún es capaz de cantarme el Love me do, de los Beatles, de memoria y en inglés, por ejemplo y entre otras bondades que el tío aún manifiesta como si de un chaval se tratara.

Pero el tío, el abuelaco amigo, estaba hoy hecho polvo, quiero decir que estaba muy abatido, con cara de pocos amigos y al preguntarle el qué, me dice:

“No quiero vivir así, Enrique, NO, me he marchado de casa cabreado con Adela. Me ha pillado echándome un poco de Magno al café y me ha armado la marimorena. Ayer fue con el vinito de Beaujolais que me trajo mi hijo y me lo abrí para hacerme un homenaje con ese filetón de vaca que me preparó. Ah, y el domingo pasado lo fue porque me tomé dos cañas antes de comer y un carajillo de ron a los postres que mi nuera prepara como nadie”

– Y yo, ingenuo de mi, le pregunto: “¿Y a Adela que le preocupa tanto para no dejarte beber ni gota?” 

– “Pues no lo sé, Enrique, debe ser ese espíritu maternal que nunca muere en la mujer o yo que sé, pero a mi nunca se me ha ocurrido decirle a ella por qué le pega a los bombones a media noche o a los cruasanes de crema a media mañana, no lo sé, Enrique, no lo sé, pero yo así no quiero vivir, si no puedo hacer mi vida y morir como yo quiera, no quiero seguir”

Al verlo, tan abatido y con esa tendencia a sentirse niño de colegio echando una pataleta, he intentado conformarlo con cualquier comentario, pero no ha habido forma, estaba como los del #15M, estaba tremendamente indignado y sentado, sin hacer nada. Claro que yo pensaba en lo que no sabría, ya, Adela acerca de las comilonas que el tío se pega con los amigos de la infancia y del Barrio de Carolinas, donde, según el mismo cuenta, no hay quien le gane a comer, ni a beber con sus armorsarets ni con les festetes. Al rato y cuando ya me iba, me pregunta: “¿A ti no te operaban esta semana de algo, Enrique?” y yo, tímidamente, le he dicho que ha sido solo la Vesícula biliar y que hoy en día, y por lo visto, eso es solo un mal rato y, entonces, justo entonces, veo que a Miguel, el abuelaco amigo, se le ha iluminado la cara y casi gritando me dice; “Fotre, Enrique, bienvenido al club, a mi me la quitaron hace dos años y justo entonces empezaron mis broncas con Adela” – Y allí lo he dejado, muerto de risa, él solo, como un loco, se reía y me señalaba con el dedo, estaba como enloquecido …

Y con tanto cachondeo me he marchado echando palmas y pensando en aquella canción que me pirra me la pongan entre mis conferencias de los viernes la nuit y que termina así:

Ahí peregrina ahí peregrina corazón mío
Por decir tu nombre, por decir tu nombre, yo digo Rocío
Ahí peregrina ahí peregrina corazón mío
Por decir tu nombre, por decir tu nombre, yo digo Rocío
Bamboleo bambolea, porque mi vida yo la quiero vivir así
Bamboleo bambolea, porque mi vida yo la quiero vivir así

http://www.youtube.com/watch_popup?v=QfQYUsMoCVg

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