martes, 2 de octubre de 2012

Leonor, la peruana y Roxana



Foto del muro de no se qué amigo genial del Facebook.

02 octubre 2012


Pepe, mi amigo, el sindicalista jubilado, estaba hoy que echaba lágrimas con hedor a vinagre. Leonor, muy altiva, estaba echándole un “chorreo” de verdades sobre la forma de contratar al personal y que una cosa es estar con la bandera del SAT agarrada con chinchetas en la habitación de los niños y otra es convertirse en empleador y comportarse como tal. Resulta que la chica Peruana que tiene en el servicio para ayudar a su santa, se le ha rebelado pidiendo un aumento de sueldo y que, además, le tiene que pagar los viajes en el Bus desde Mutxamel. Pepe, como buen empleador, la ha despedido sin diálogo alguno y, entonces, la peruana le ha dicho que lo va a denunciar pues resulta que, tras tres años trabajando en su casa, nunca la dio de alta. Pero la verdadera historia de Pepe y hete aquí sus lágrimas, es que Pepe le ha cogido cariño a una niña de Bolivia, que a sus 37 años ya es madre de dos niños y no se le conoce marido alguno, pero, claro, está coladito por ella pues ésta le da mucho cariño a Pepe cuando le atiende en la tienda de las verduras que es donde ella trabaja. Pero Roxana, que así se llama la linda y joven boliviana, se ha quedado sin trabajo pues el señor de Almería para el que trabaja la ha echado y cambiado por otra de mejor ver y/o hacer y entonces, Roxana, puesta en la calle, le ha partido el alma a Pepe y éste, sin más, ha decidido cargarse a la peruana que ya es vieja y aburrida y colocar a la tal Roxana en su casa, como savia revitalizadora de su hogar y de sus ínfulas.

Resulta que Leonor conoce a las dos, a la peruana y a la boliviana y … bueno, mejor no repetir lo que le estaba soltando por esa boquita nuestra querida Leonor a Pepe. Solo me he quedado con una frase: “Qué marranos sois todos los hombres y todos los que decís defender no se qué bandera, aún más ¿Qué, Pepe, resulta que una cosa es pedir pan y otro repartirlo? ¿Verdad?” - Y Pepe, antes de que la cosa se complicara más, ha decidido marcharse con un: “Leonor, ya estoy harto, las cosas cuando hay que hacerlas, se hacen y ya está, que coño

Y yo me he quedado, como siempre, pensando que no siempre se aprende todo leyendo libros o el periódico o tomando carajillos, no, no siempre vemos las cosas de la misma manera. Resulta, queramos o no entenderlo, que la verdad se ve siempre del color del cristal con que la miramos.



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