No hay muerte natural
28 diciembre 2012
Estaba yo dispuesto a pasar desapercibido por la zona de “un café para el amanecer”, ya que me imaginaba como sería la bronca que se formaría cuando se volvieran a encontrar doña Leonor y el niño de la Loli, pero como el alma siempre puede mas que la razón, pues nada, he ido y allí me he plantado en medio de todo el “fregao”. El chaval, apenas me ve, me dice: “Vaya amigos tienes en el Facebook. Seguro que todos son funcionarios, jubilatas o bancarios, que para el caso es lo mismo, Enrique” y Doña Leonor, que es como el Mourinho, es decir, le encanta hacer amigos y, además, se mete en todos los charcos, le suelta: “Tú si eres un impresentable, niño, que tienen que pagarte hasta el tabaco”. La madre ha cogido al niño y se lo ha llevado a empujones hacia la cocina. Tratando de recuperar la normalidad me pido “Un cortado como siempre”, si, y lo digo todo junto porque desde pequeño me pensaba que eso era así, que el cortadocomosiempre era una cosa que existía como tantas otras que cuando aprendes a leer descubres que son de otra manera, como la vida misma, los ideales y, a veces, hasta los amigos. …
En un receso verbal de todos a la vez, Juan se levanta de su mesa y se sienta en la mía: “¿Sabes algo de Antoine?” – ¿¿??, no no se nada, Juan – “Pues creo que está muy mal, Enrique, si, ayer Antoine vino aquí, se pidió un Marie Brizard y cuando llevaba cinco me lo contó: La Matilde tiene un cáncer en el cuello del útero y le han dicho que no se saldrá” – A mi, que en estos días una de los míos ha entrado en el problema, me ha entrado eso que sucede cuando cortas cebolla … “Te pasa algo, Enrique” – Nada, Juan, que el café me está haciendo efecto. Y casi de carretilla, le suelto a mi amigo, el pobre Juan, que se ha quedado contemplándome mientras recitaba, como si estuviera viendo a alguien poseído por la locura de la próxima muerte o de la próxima vida:
“No hay muerte natural: Nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aun así los hombres la conocen y la aceptan, es una violencia indebida”Simone de Beauvoir
Hola amigo Enrique, pues a mi me ha pasado lo mismo "como cuando cortas cebolla". Son estas fechas, que nos recuerdan a seres queridos que se fueron para siempre y se les sigue echando de menos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso es, Teo, eso es lo que nos une a ellos y nos los hace tener siempre presentes. Gracias y un honor verte por aquí
EliminarPor que será que dicen que el tiempo no pasa, sino que el tiempo se queda...
ResponderEliminarEsa es una gran verdad, amigo Antonio. Quien piensa así, hará feliz a cuantos le rodean.
EliminarCreo que, en realidad, las Navidades son un amplificador de nuestro estado de ánimo. Para bien o para mal. Feliz año Enrique.
ResponderEliminarSi, mimarrzgz, puntual, pero así es. El casoe s que, aunque no se muy bien por qué, me gusta que sea así.
EliminarUn honor verte por aquí.
Lo del “cortado” me ha hecho recordar mi “sillacar” (sidecar, tal como entendía el asiento de las motos), pero la sonrisa se me ha helado al seguir leyendo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Es como la vida misma, María Luisa. Pasas de la risa al llanto en un segundo y sin embargo, seguimos viviendo. Un abrazo-e.
EliminarA MI ESTIMADO Y APRECIADO AMIGO, CONSIDERO QUE LA MUERTE, CUANDO LLEGA, LA CAUSA EN PRINCIPAL, ES EL GASTO Y CANSANCIO DEL CUERPO DE UNA PERSONA, A SU VES, DOY A CONOCER QUE AL YO MORIR, POR SUERTE, NO SE GASTARA NI UN EURO, SOLAMENTE ES LLAMAR AL HOSPITAL DE SAN JUAN Y MI CUERPO ES LLEVADO POR UNA AMBULANCIA A TAL LUGAR, PASANDO A SER, PARA ESTUDIOS DE LOS INSCRIPTOS PARA SER FUTUROS MEDICOS, CONSTE.-
ResponderEliminarUn abrazo, anónimo amigo Alberto. Usted si que sabe.
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