Hace unos días un viejo conocido, profe de informática de la UA, me decía, mas o menos, que me debiera dedicar a escribir sobre “lo mío”, o sea, zapatero a tus zapatos y a mi, aunque me sentó como un jarro de café caliente en zona testicular, he pensado que, hoy, voy a hacerle caso aunque rechinen las juntas de los tornillos de mi casi olvidada experiencia profesional.
Hablando, siempre, del mundo inmobiliario, me he dedicado y me dedico, durante estos últimos años a, seguramente, aburrir a los chavales que en esa búsqueda desesperada del Norte profesional en la fase de postgrado y que les pone al pié de la guillotina laboral, intentan acudir al máximo de conferencias o charlas, sobre la cuestión que mejor les parece que adornará con mayor nobleza su CV. Pues bien, hoy, para no aburrir a nadie, dejaré, arriba, una de las diapositivas de una de esas charlas con la pregunta del millón de ladrillos y abajo, en una clara demostración de que esas charlas, para un novel profesional, son solo la confirmación de lo que ya sabe, dejo la respuesta. Cierto es, también, que gusta oírselo decir a quien muestra una reconocida experiencia y una importante pérdida de plumas, antes de haberlo podido contar.
“¿Y eso es, en resumen, lo que contiene tres horas de Conferencia, Enrique?”, me pregunta un viejo amigo en un alarde de saber que coño hago y cuento, yo en esas conferencias. La pura esencia, nada más, pero prometo colgar en authorSTREAM la conferencia completa, en cuanto me acuerde.
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