28 mayo 2013
Vas por ahí, a tomar un café y ya nada es como antes. El ruido de las conversaciones profundas y el chasquido de las tazas y vasos al chocar entre si en el fregadero, ponen el resto, es algo natural. Tomar un café sin ruido ni se debe, ni se puede, pero hoy ya no es, exactamente, así. En la mayoría de cafeterías, mas o menos pijas, ponen un 60” con vídeos musicales a todo volumen que le quitan ese nostálgico sabor a antiguo y a gente interesada en comunicarse con su cafetuliano a toda costa. Ya no es lo mismo, pero yo me adapto y así me encuentro hoy que el hijo de la Loli, cuando ve que me muevo, discretamente, al ritmo de la música que el pedazo tv nos regalaba, va y me dice: “No me digas que tú, a tu edad, te gusta lo que monta Michael Mind” y yo, como las respuestas del Bogart, fuerzo unos largos segundos de silencio, (por no matarlo) y con la mirada fija en su cara, le digo: “Pues claro” …………………………. y he seguido meneando eso que tengo detrás de los bolsillos traseros de mi jeans oscuro, mas serio que un ajo, con lo que el chaval se ha quedado como los votantes del PP, “desorientado y aturdido”.
Por cierto, lo de Michael Mind, no os lo perdáis.
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