28 agosto 2013
Consigo sacar esa vieja pierna izquierda del X1, luego los brazos, una mano en el volante y otra en el bastidor, un jiáaa y afuera. Ya estoy de pie. Me voy hacia el quiosco de Antonio y, oh, sorpresa, un sonriente y altísimo jovenzuelo, más o menos de mi edad, con amplia sonrisa y brazos extendidos, me da una enorme bienvenida. Luego lo de siempre, como estás, como estoy y el, siempre, inestimable ... ¿Tu mujer, bien?. Era Manolo, el ex CD de la MVC de mis tiempos de segunda gloria. Todo aquello que te dijeron que dijo, que Caín mató a Abel porque amaba a su madre y todas esas negras historias que te habían puesto en boca del altísimo caballero, se fueron a la otra vida en un segundo.
Cosas de la edad, seguramente, pero, a veces, algunas, estoy encantado de conocerme y de ser así. Me ha maravillado ver a Manolo y verlo así, con su guapísima mujer al lado y con cara de "Holaquetal, querido amigo". Igual todo es mentira, no sé, pero a mi me gustará creer lo contrario.
Enviado desde mi Note II
el tiempo no cura alivia las heridas y lo que sentis ya no te duele y entonces
ResponderEliminarpode♪ razonar y despues de razonar
ya casi no te dolerá jamas
mas
jaja
besossssssssssssssssssssssssssss
Eso es, Recomenzar, eso es, pero a mi, ya sabes, me gusta verlo así, en color.
EliminarNo se, algunas heridas curan, pero otras jamas! o a veces salen otra vez, cuando ya piensas haberlas olvidadas, el infierno es esta tierra
ResponderEliminarCiertamente, Pandora, a veces nunca jamás
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