03 septiembre 2013
Estaba viendo uno de esos vídeos que te mandan los amigos, uno de Who, del 70, y me doy cuenta que yo, entonces, ya era mayor, tenía 22 y, sí, ya era mayor. Un buen día me vi luciendo una estrella en la gorra en mi querido cuartel de Pontoneros, en el río, tenía 21 y ya era mayor. Otro día, felizmente, me vi con un niño muy mayor, él tenía 40 y yo 64, yo era, ya, muy mayor. … “Enrique ¿No te estás poniendo un poco gilipolla”, me dice Pepe, el ahora jubilado sindicalista, pero como los toreros, sindicalista hasta la muerte. “Esta mañana te hemos leído eso de la pureza y hasta la Loli lo ha dicho”: “Enrique está en ese estado de gracia que solo se alcanza cuando la gilipollez llega al cerebro interno”. No se lo he tenido en cuenta, son buena gente, son los amigos de la cafetulia diaria que, quieras o no, es la que hay, la mejor. Y Arturo, algo más pragmático ha decidido enseñarme una foto por si mi problema pasaba por la testosterona o algo parecido y yo, que soy una madre, le he dicho; “No te preocupes, Arturo, la publicaré”, “no tendrás huevos, Enrique” … y a mi, que me encanta el riesgo, pues aquí la dejo …
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