Me sentaba con él a comer, a cenar, a vivir, discutíamos cada uno de los asuntos a resolver, éramos amigos, éramos socios y algo más, éramos como hermanos, pero un día vino ella y nos separó para siempre. Él, hace ya de eso treinta años, se fue con ella, se metió en política y hasta hoy. Nunca mas le vi, yo seguí con mis cosas y él con sus misas y su escaño. Ahí seguimos, como si nunca nos hubiéramos conocido, así son las cosas.
Enviado de Samsung Mobile NoteII.
.
.
Armas de mujer.
ResponderEliminarLa política nos hace , amigo-e, mimarzgz y , ah, hice la mili de alférez en Pontoneros, Destacamento del Rio en el 69, eso fue fundamental en mi vida.
ResponderEliminarA veces, Enrique, aquellos que por su pensamiento político y social, por sus dogmas y por su condición de ser racional olvida, por el famoso plato de lentejas, algo que nunca, nunca, debe olvidarse... ¡un amigo!, no merece ser llamado jamás humano.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Enrique.
Sabia reflexión, amigo amigo Antonio. Un abrazo-e
ResponderEliminar