Imagen: Santiago Sierra
13 junio 2014
Anoche, dándome un paseo por la Playa y entrado el tiempo, ya, en calores, me di cuenta de lo que quiere expresar el título de esta bloguería. Una pareja, a unos cuarenta pasos delante de mí, sin previa alguna, se morrearon a lo bestia y a continuación marcharon corriendo hasta el límite de la arena antes del mar. Fue como las bestias, es decir, bestial. Juro que no me paré para recrearme en la escena, pasa que solo fue así de rápido. Cuando ya llevaba otros cuarenta pasos más navegando por ese espacio oscuro de mi imaginación, pensé que, a lo peor, es que ya era demasiado viejo para apreciar el valor de las prisas que tanto se admira en juventud. Solo eso, ya me cuelgo.
Estos llevaron al extremo lo de "folleu, folleu que el mon s´acaba"..............jejejej
ResponderEliminarAl pie de la letra, amigo argy. No obstante, al margen de que, ya, mi perdida juventud no me ampara, diré que creo recordar que yo nunca tuve prisa para esas cosas y, además, hacerlo de una manera o de otra, es justo la diferencia entre el amor y ... la bestia.
ResponderEliminar¿Y esa foto? ¿Es un concurso?
ResponderEliminarEs una de las grandes fotos de Santiago Sierra y si no recuerdo mal se llama penetración, Tracy. Te dejo el enlace donde se explica: http://cultura.elpais.com/cultura/2010/11/05/actualidad/1288911612_850215.html
EliminarLas premuras son hermanas del deseo, de la excitación y de un espacio donde juegan todos los momentos de intensidad irrefrenable. Posiblemente para ellos el momento fuese tan erótico, por algún mtivo personal, que visto desde cuarenta pasos y si poder adicinar qué ha desatado tal furia, no entandamos. Creo que con igual oportunidades nuestra generación habría hecho lo mismo y no se habría conformado con coger la mano...
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique.
Maestro, Campillo, como siempre, puede que tengas razón y, entonces, será, con ello, que se confirman mis sospechas: Estoy mayor para entender las prisas y ansiedades espontáneas.
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