12 junio 2014
Durmiendo y soñando a punto de vuelo de mosca, es decir, si se mueve la mosca me despierto, así estaba yo esta madrugada cuando uno de esos sueños que producen cierta disnea, me ha llevado a la sala de los deseos y eso ha sido sin que nadie me haya mandado un reproche admonitorio, sí, todo ha sido sencillo, rápido y fácil. Entro, me siento, pongo mi cajita de zapatos sobre mis rodillas y espero. La sala no tenía paredes, ni techo, ni sé si tenía suelo, solo dos puertas y las sillas repletas de gente con cara animosa, como si estuvieran esperando su ración de ambrosía. Todos llevaban bolsos grandes, varios, algunos, incluso, varias maletas y yo, tan solo, con mi cajita de zapatos parecía no tener mucho que desear. Junto a mi, una anciana bellísima, con su cajita de zapatos encima de sus rodillas, me dice: “A ver que llevas ahí, hijo” – Yo abrí la caja y, ante mi sorpresa, no había nada, estaba completamente vacía – Me vuelvo hacia la anciana y le digo; “¿Y tú que llevas, vieja?” – La anciana, muy sonriente, abrió la caja y ahí, en el fondo, había una foto mía del año 70 – Me quedé mirando la fotografía como si estuviera viendo a un fantasma, me volví hacia la vieja y mientras me sonreía y yo la miraba fijamente a los ojos, me di cuenta que se trataba de mi Madre. ¿Mamá, has venido a pedir por …? – No hubo respuesta, justo en aquel momento, la mosca levantó el vuelo.
Mientras te elo imagino lo que cuentas con un final maravilloso de ver a tu madre despues de muerta
ResponderEliminarSos tan genial cuando escribis como con tus comentarios
EliminarAun me sigo riendo con el helado y Dolores
Ella te manda un beso enorme
Gracias, Mucha, me halagas, eres muy amable conmigo. A mi me encanta leerte y claro, además, recibir un beso de Dolores ... es como si hubiera llegado a la cima de la vida más inesperada.
EliminarFeliz día, escritora.
Me encanta soñar con mi madre y verla tan real... como cuando estaba viva.
ResponderEliminarA mi también, Tracy, el caso es que su aparición es aleatoria, nunca sé cuando viene, ni cuando se va. Una delicia, en cualquier caso.
EliminarHola Enrique,
ResponderEliminarte felicito sinceramente, me has llegado al alma. ¿Qué hubiera seguido si la maldita mosca no se hubiera movido? Soy yo y la aplasto con la zapatilla. ;-)
Un abrazo
Gracias, FJT. Te contaré un secreto: Siempre que cuento este cuento, en las mil versiones que se me presenta, me emociono. Miente quien dice que la vejez endurece el alma, al menos en mi caso.
EliminarUn abrazo-e.