23 junio 2014
La carne es el pecado, es la vida y la muerte, solo una fina daga justiciera las separa, vida si hay amor y muerte si solo hay carne. Muero, pues, por la carne y vivo por la vida que nunca sabré si la viví como debiera o como debiera haberla vivido. Nada temo, nada pido, solo la carne me impone el respeto al deseo que existe de que ese amor se convirtiera en carne y así se hizo y no volvió aunque, quizás, lo hizo sin que yo me diera cuenta. El amor prevalece, el deseo también, la vida es un eterno sufrir por lo que debieras hacer y por lo que haces, por lo que amas y por lo que deseas. Solo cuando todos esos deseos se encarnan en un solo ser puedes aspirar a dormir en el santo sepulcro de los sentimientos encontrados. La carne pudre a la carne, el sentimiento alimenta la vida, el deseo de vivir , de amar y de sentir es solo cosa de imperfectos seres que solo buscan sobrevivir a sus pecados, la vida es lo perfecto, a esa me aferro, solo a ella quiero y por ella dejaré que se pudra mi carne en el deseo, en su deseo.
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