lunes, 21 de julio de 2014

Hipocresía, los amigos y las llamadas imágenes guarras

21 julio 2014      -      21 julio 2016


Mis amigos, a pesar de ser lo mejor de cada casa, son gente antigua, de grandes convicciones, de alta moral cristiana, amantes de la formas aunque mantengan a la otra en un apartamento en la Albufereta desde los 70. Son mayores pero serios, solo se ríen cuando se ahorran el IVA e impuestos, deduciéndose facturas falsas en su actividad profesional o en las del negocio. Gente muy honrada, bueno, como ellos mismos dicen, son más honrados que muchos y hasta donde el sentido común les permite, lo demás es ser idiota, dicen. Van a Misa todos los domingos y le echan los tejos a la nieta de la Leonor en la entrada y a la salida, a pesar de que las niña y su minifalda, tienen casi cincuenta años menos que ellos. Dicen ser honestos pero todos los viernes salen a echarse unas copas en el Micaelo que es ese bar de lucecitas que hay en Vistahermosa, echando la noche hasta la madrugada en el lugar. Dicen que eso es cosa de hombres. Mis amigos son unos sinvergüenzas, sí, pero no son unos desalmados, son lo que son y lo que la sociedad ha hecho de ellos.

Mis amigos me ponen verde pues no entienden como me puede gustar determinado arte y, hoy, especialmente, me han echado los tiestos de verdad en la testa al ver mi publicación en mi antiguo Blog de Tumblr. Aquí os la dejo para mayor INRI y mayor regocijo de mis ilustres amigos, los que llaman imágenes guarras a las pinturas de Polance.








2 comentarios:

  1. Amigo Enrique, ningún cuerpo desnudo, sea cual fuere su sexo, es guarro. Y menos cuando es fruto de la imaginación de un creador, surrealista, realista, moderno o antiguo. Quienes poseen una mente guarra es quien se refocila viendo pinturas, que sabe que muchas son fruto de la creación, y disimuladamente las critica porque, como dices, acaba de darse unos cuantos golpecitos en el pecho. Como tú, he sido testigo de miradas plenas de lujuria en actos que aparentemente son para obtener ese famoso arrepentimiento y perdón por ser unos sinvergüenzas sociales. ¡NI CASO!

    Un abrazote, Enrique.

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    Respuestas
    1. Claro, tienes razón, maestro Campillo, como siempre,. Te haré caso.

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