lunes, 25 de agosto de 2014

Rosarito se hartó y se dio a la fuga, pero 30 años después descubrieron algo inexplicable




Hoy he visto llorar a Rosarito.

25 agosto 2014       -      2016

Fue, más o menos, en el verano del 79, cuando Rosarito decidió abandonar a su marido. Se llevó con ella a sus dos hijas y un mundo de ilusiones perdidas por culpa de aquel desgraciado que la vejó, la humilló e incluso le pegó cuando y cuanto quiso.

Calella de Mar era, y es, lugar donde todos los machitos del lugar hacen prácticas sexuales con todo guiri que se acerque por allí, desde el tiempo de los romanos. Amadeo, que así se llamaba el dejado y amante esposo de Rosarito, era el Rey del Mambo, joven, guaperas y bien dotado, lucía un Seat 1430 SM y trabajaba en el Ayuntamiento. Era el más machito de todo la selecta especie de los Mamberos del pueblo.

Un buen día, Amadeo, se encontró solo en la cama, eran las cuatro de la tarde de un domingo cualquiera, se levantó con una fuerte resaca en esa in-pensante cosa que llevaba sobre los hombros, y buscó por todas partes a una Rosarito que nunca volvió a ver.

Rosarito se marchó a Alicante y tuvo que luchar lo indecible para sacar adelante su proyecto de vida sola, sin un hombre, aunque muchos la pretendieron. Nunca se le conoció romance alguno, ni nadie pudo, ni quiso, decir que esta mujer es, o era, viuda o soltera. Nunca nadie supo, ni supimos, de su pasado. Era y es una mujer estricta, muy reservada y siempre afable. Era, y es, la Rosarito, la mamá de esas preciosas niñas, Marta y Montse, que un día vinieron de Barcelona para establecerse en La Terreta..

Hoy vive sola pues sus dos hijas de 32 y 35 años se casaron y viven felizmente con sus parejas en Elche y Madrid. Ella, La Rosarito, trabaja de modista en una pequeña tienda del centro de la Ciudad, vive en un pisito sin ascensor, muy mono, en San Blas y lleva y vive una vida tranquila. Con sus 59 años solo aspira a que le llegue pronto la jubilación pues su salud ya no anda muy bien. Quiere ver crecer a sus nietos, que son cuatro, dos niños y dos niñas, quiere ser feliz hasta el fin.
Así las cosas, un día del mes pasado, le pregunté algo mas, le hablé de lo prohibido, le pregunté por su pasado, siempre lo hago, pero su respuesta era siempre la misma: “Yo no me meto en la vida de nadie, ¿por qué queréis saber siempre de la mía?”, pero ese día me miró durante unos largos segundos y me dijo: “Enrique, si nunca más me haces esta pregunta te contaré algo del hondo pozo de mi pasado”. Afirmé raudo y a continuación me dijo algo que nunca olvidaré; “No te diré mucho Enrique, pero te diré que en el amor solo se quiere una vez y yo solo he tenido a un hombre al que he querido y querré siempre, aunque me duela. Nunca seré de nadie más.” …………..
Se levantó y me dejó sentado en ese pupitre escolar que solía sentarme cuando la veía y allí estuve, postrado ante la grandeza de esa afirmación, durante largos, larguísimos minutos, pensando en ella, pensando en lo que me dijo.
La semana pasada, le avisaron a Rosarito que su Amadeo había aparecido colgado en un puente de Vilasar de Mar y que como no se le conocía más familia que a ella, le habían llamado para que se hiciera cargo del muerto, en el más estricto sentido de la palabra. ……………..

Rosarito, muy sorprendida, preguntó a los civiles que como la habían encontrado, si desde el 79 nunca había tenido relación ni noticia alguna de su marido. Entonces ella supo de la existencia de la estupidez humana cuando le dijeron que Amadeo, su aún marido, llevaba en la cartera varias fotos de ellas, como tomadas a distancia, y con fechas de todo tipo, la más antigua del 81 y la más moderna del mes de mayo pasado. La más llamativa, sin duda, era una foto familiar de ella con sus dos niñas, parejas de éstas y nietos incluidos de fecha 25 diciembre 2008 y el teléfono y dirección de ella en el dorso. Para mayor dolor y confusión, en el bolsillo de la camisa le encontraron a Amadeo una inconclusa nota que decía:

Siempre os he querido, no se……….”

Nadie ha podido explicar cómo llegó esas fotos a manos de un Amadeo al que, según nos han contado, desapareció de lugar al día siguiente en que Rosarito lo abandonó.





enriquetarragófreixes



4 comentarios:

  1. Suele suceder con este tipo de machos obsesivos y anticuados. No saben o no comprenden que amar significa respetar, porque desde el respeto crece el amor en pareja.
    Buen relato Enrique...Gracias por visitarme. Te dejo mi abrazo siempre.

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  2. Muy breve, Enrique: terrible para ambos. La mente humana es insondable y extraña.

    Un abrazo, Enrique.

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    Respuestas
    1. Abstracta, diría yo, maestro Campillo. Retorcida, estúpida y ... aburrida.

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