27 octubre 2014
Nada más emocionante, para mí, que el que me manden a comprar el pan igual que hacía mi Madre conmigo hace, casi, sesenta años. Lo hice hasta, casi, una hora antes de casarme. Lo peor es que desde entonces a hoy, las cosas han cambiado, tanto que casi no reconozco la era en la que vivo. Fue emocionante engendrar y ver nacer la democracia en la que vivimos, pero ahora todos aquellos que enarbolaron la bandera de la libertad, la democracia y el altruismo social, han caído en la más repugnante de las escenas de corrupción política, social y moral que jamás hayamos conocido todos aquellos que dejamos parte de nuestra juventud en el intento.
Cada día, necesaria y cruelmente, el periodismo de investigación nos muestra una nueva historia de corrupción de viejos y menos viejos, políticos de bandera. Hoy han sido el número dos de La Soberbia e incorruptible, Esperanza Aguirre y el Nacionalista Alcalde de mi querida Barcelona natal. Un gran castillo de naipes de un gran trabajo de todos esos, hoy veteranos para la democracia, se derrumba. No me sorprende, no sé si con gran alegría, que la joven sociedad española que parecía dormida, esté dispuesta a creer que PODEMOS cambiarlo todo. Me da miedo y alegría, a la vez, pero pienso que, quizás, aún seamos capaces de reaccionar, pese a quien pese.
Enviado de Samsung Mobile Note III
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¿Miedo?, a mí sólo me da alegría.
ResponderEliminarSí, Tracy, con cierto vértigo pero a mi me pasa lo mismo. Soñemos ... pues.
EliminarMi buen Enrique, tengo hijos, tres, así que espero que alguien, en un futuro que aún no alcanzo a ver, merezca mi voto. De momento, sin embargo, sólo veo pan prefabricado y más antiguo que ese del que hablas al inicio del post.
ResponderEliminarUn abrazo
Si, Valaf, mal panorama hay. Se va a hacer muy difícil escoger. Yo tengo un hijo y cinco nietos, me da miedo, solo, el futuro más cercano
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