12 diciembre 2014
Hay días que solo apetece una cosa y no estoy hablando de cuestiones maliciosamente obscenas, ni de política, ni de ir a misa de ocho, hablo de mover el esqueleto, de mover la cabeza sin sentido, de dejar las neuras para otros momentos y para sentarme ante lo imposible. Arreando que la noche, espera, implacable y tormentosa. El miedo es gratis y la senda del café es hoy una ruta prohibida. El viaje a lo desconocido, siendo cerca, es siempre un aliciente aunque el andar sea voluntario y con queridos conocidos. Hoy me tomaré el día libre, no pensaré en nada, sin remedio, hoy seré fiel al arrepentimiento, al frío de la noche, a la bella oscuridad, al blanco y negro de las penumbras, a la música delirante, al bacardí-cola y al besuqueo fácil de los reencuentros. Sonreiré, los abrazaré a todos, algunas frases perdidas y mucho glamour. Luego chapurrearé su nombre mil veces, le diré que la quiero, la llevaré en volandas hasta el zenit de la madrugada y al filo del despertar de los tormentos olvidados le seguiré diciendo que la amo. Hoy seré el Rey … y ella la Reina. La nuit … esa nuit … mi mayor y más querido pecado, Ella y la nuit, mis deberes.
Hacedme, caso, dejadlo todo, poneros cualquier cosa y lanzaros a la noche … todos os esperan … en aquel lugar, en aquel bajo.
Pues sí, Enrique, esa noche que describes es muy especial. La hemos vivido muchas veces. Lo digo en lasado porque en la actualidad estos "famosos antros" no son del agrado de quienes hemos vivido un impulso irresistible, un deseo casi nunca cumplido, grato, muy grato cuando teníamos la suerte de encontrarnos a contraluz. En la actualidad, en muchos de estos lugares, la facilidad se confunde con amor y el deseo con muescas en la culata del revólver.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique..
Ay, amigo Campillo, nada de eso, las Viejotecas es el mayor y mejor invento de la historia reciente. Parejas, aparejados y amigos allí se reunen para bailar lo que aprenden en la academia durante la semana. Supongo que habrá antros, pero eso es para gente joven, amigo. No, la noche es nuestra, de nuestra voluntad, de los amigos ... son noches para vivir.
EliminarUn abrazo.