29 enero 2015
Mientras hablaba conmigo ... esta noche, me dije: ¿De qué quejarse? .... psssss, seguid, seguid, solo pasaba por aquí.
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“Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que transmiten mi libros, por favor créanselos. Créanselos porque me las he inventado”. (Final del discurso de Ana María Matute al recibir el Premio Cervantes 2010)
Tu entrada anterior me ha gustado, ésta no termino de entenderla, pero seguro que es culpa mía, de un tiempo a esta parte ando bastante espesita.
ResponderEliminarUn besote grande y un placer saludarte.
Es fácil que no la entiendas, dulce detalles, creo que yo tampoco. Quizás esconda un gracias a la vida, en una parte, y una inolvidable imagen de la pubertad, en otra ... pero solo quizás, además, colgué esta bloguería como sin querer, como el que pasa por delante de una bandeja de aceitunas rellenas y coge una, solo eso..
EliminarUn abrazo.
Posee taj potencia el lenguaje representado en la imagen que no tenemos más remedio que pensar que la pregunta es la única posible que puede realizar esta jovencita al muchacho, un poco inmaduro, que queda asombrado entre el juego y la profundidad el pensamiento expresado. Una imagen que habla.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique.
Eso creo, maestro Campillo. Lleva tiempo, esa imagen, dando vueltas en mi escritorio y hoy le tocó ... salir al baile.
EliminarUn abrazo, maestro.