07 julio 2015
Apoyar la mano en la pared sobre el inodoro, en una nueva forma de hacer flexiones abdominales con una mano, para poder dejar de hacértelo en el pantalón, es una delicia más de las que te ofrece la que te mira mal cuando apenas amanece. Esa que cuando le da la gana le orienta a la conductora de tu salud muscular a decirte que "va usted mejor dentro de lo que supone disfrutar de su enfermedad, Enrique. La edad también influye". De nada sirve que le diga a mi querida conductora de salud que mi amigo Benito tiene 79 y hace 250 flexiones en el suelo cada mañana después de desayunar como un corredor de maratón.
No encontrar nunca las gafas cuando más las necesitas y no acordarse, por tercer día consecutivo, de que tenías que subir del trastero el suavizante no son más que signos de que aquel mensaje tan navideño cual se produce tras leer la desilusionante lista del sorteo de la lotería - (el día de la salud) - ya no forma parte de tu repertorio de soluciones para el futuro. Por ello y solo por ello, y en un claro intento de adaptarse a la situación que produce no saberse aguantar las ventosidades, ni las inoportunas opiniones sobre el estado y aspecto de aquél o de aquella, en sus morros, o de poner verde a los griegos durante la cena en la casa de un comunista progre, debes recordar que lo que queda es lo que es y que no es igual para todos y que no por ello debes arrebatarle al resto del mundo sus ganas de vivir y especialmente de hacer.
Recuerdo que mi Madre, en sus últimos años siempre me decía ... "Hay una felicidad para cada edad, hijo, saberla encontrar, un don, disfrutarla es otra cosa" - Y yo lo aprendí ahora ... nunca es tarde. Hacedme caso ... se puede ... aunque ella, esa inevitable enemiga, la salud, te mire mal ... hay tantas y tantas cosas por hacer que ... parece una estupidez no hacerlas, aunque le duela a ella y te mire mal ... no le hagas mucho caso.
Enviado desde Note 4
enriquetarragófreixes
Hola: cuando empezamos a tener achaques y no tenemos salud es cuando realmente la aloramos y nos conformamos con muy poco para seguir disfrutando de la vida. Poder seguir con nuestras rutinas y disfrutar de pequeños momentos ya nos aporta una inmensa felicidad, Tu madre era una mujer sabia con lo que hay una felicidad para cada edad... es una pena que cuando somos jóvenes no nos paramos a reflexionar en los afortunados que somos... seguimos en contacto
ResponderEliminarAsí es, MARTA, mi Madre era muy sabia y una pena que cuando somos jóvenes no nos paramos a reflexionar en los afortunados que somos. Yo me he pasado al no más reproches y fundamentalmente al NO TE RINDAS.
EliminarUn abrazo-e,sabia amiga-e.