19 diciembre 2015
“Noches largas, días cortos”, es una realidad vital que bien pudiera ser el título de cualquier película de entretenimiento, amor o hasta de terror, según cual sea el escenario y los actores. Yo prefiero las dos primeras versiones al margen de escenarios y actores o actrices.
La noche, el mundo social de la noche, es una delicia llevada al mundo real cuando decides practicarlo con el alma abierta dejando para ello los recelos en casa y, ah, el que dirán los otros lo dejás, también, pero en aquella entrevista que hiciste hace casi 50 años para conseguir tu primer empelo serio. Es como cuando sales de casa, (me lo recordaba anoche un chaval – neoejecutivo multimedia – de unos 40, ), y ves que el móvil tiene solo el 79% de la batería y te dices … “¡¡¡Tío, con un par, sal y qué sea lo que Dios quiera!!!”.
Bien, sigamos … La sana costumbre de poner escasa luz donde vayas a tomar copas o cosas parecidas en ese mundo nocturno, hace que te envuelvas en las protectoras sombras que evitan que aflore eso que algunos llaman, simpática y cachondamente, la madurez extrema. Besos, abrazos, palmadas en la espalda, “que guapa estás”, “qué camisa más bonita”, “parece que vengáis de una boda”, “para ti no pasan los años”, “como te mueves, chico, pareces un bailarín”, todo eso y un millón de esas tan necesarias mentiras piadosas que la gente te suelta y sueltas, (salvo excepciones manifiestas y que, últimamente son muchas), forman la liturgia oral y gestual, de la representación social de la vida en clave nocturna. Una delicia … adoro la noche, me sube mi autoestima y me hace más fuerte, más chicarrón del norte, más … no sé, más de todo. Pero …, oh my god!, lo peor viene a las pocas horas de la madrugada después del “que noche la de aquél día”. Tienes la necesidad de levantarte temprano e ir corriendo al espejo del baño , verte a toda luz … y se te pasa, sí, el subidón se ha quedado, poco a poco, en una sonrisa pícara y conformista en señal de … “Sí, viejo, pero que me quiten lo “bailao””. Bueno, pero al rato se me pasa. Pienso que no importa, eso es, trabajaré mi cuerpo, mi verbo, mi autoestima … y me digo: si alguna vez fui … podré volver a serlo y ahí estaré, sí, amigos de la noche … ¡¡¡esperadme, solo estoy recargándome!!!
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Creo que tú y yo, amigo, tenemos diferentes ideas acerca de lo que es ser viejo. Tú tienes años, pero viejo... no :)
ResponderEliminarBesos.
Gracias EmeM, seguramente algunas carencias físicas me hacen creer que tengo muchos años, pero, gracias, tienes razón, lo cierto es que estoy hecho un chaval y tú eres un ángel, claro, un ángel que que tú, y lodsq ue hacen como tú, este mundo virtual sea mejor y más humano.
EliminarUn abrazo de domingo noche, amiga