Fotografía:
Nettie Harris por Paul_Ward
20 julio 2016
No estaba muy seguro pero decidí salir
con rumbo al Ateneo de mis amores … y lo hice … y no tuve que
arrepentirme.
Pepe, el sindicalista retirado pero
ejerciente de lo que sea siempre que toque organizar y dirigir algo que suene a
social, me ha dado un abrazo que casi me tumba de no ser porque mi tercera
pierna de aluminio y mango de madera, me ha mantenido en pie – “Tío, si no vienes tú aquí no hay fotos, ni tertulia, ni
tablet
con el que buscar fotos de tías en bolas” – Pepe, me
adora.
Leonor está que trina … “Mira que la tía guarra esa de la Mila
Ximénez, que solo sabe
despotricar, insultar y contar intimidades de los demás, se ha llevado 360.000 €
haciendo eso en un programa en el que todos se insultan como todos los de gran
éxito de la dichosa Telecinco – ¿Enrique, tú irías a un programa de esos solo
para ganar pasta a costa de perder toda honra y dignidad? ¿Dejarías ir a un hijo
tuyo?” – No le he contestado a Leonor, claro, ella no necesitaba
respuesta.
Antoine, apenas me ve, se salta todas
las normas y me aparta de todos para sentarme con él en la mesa que hay junto a
los lavabos. “Enrique, vuelvo a tener el dilema de
siempre: Amo a Matilde, pero la pasión sexual verdadera y las apreturas las
manejo con la Loli ¿Podrías cubrirme esta noche y decirle a Mati que estamos
pescando, mon ami?” - La Loli nos estaba mirando como si no
quisiera hacerlo, como esperando una señal … y yo le he dicho a Antoine lo que
no quería oír aunque le sirvió … “Cuéntale que sí y
luego si se complica le dices que me fui porque me dio un infarto o algo así,
que para una mujer enamorada siempre es creíble todo o casi todo … “
– Vi como Antoine le guiñaba un ojo a la Loli y ésta, sin más, se acercó y me
dio dos besazos en el morro de los que tardaré tiempo en olvidar.
El resto y para no convertir esta
página en un “ladrillo”, diré que se limitaron a contarme, uno a uno, todos sus
problemas, historias, cuentos, verdades, mentiras y hasta creyeron que lo creía,
como siempre. Lo que no saben es que ellos son fuente de vida conmigo o sin mi,
son buena gente, gente sencilla, refugiada en su soledad y en la de los demás,
en sus partidas de dominó, en sus charlas, sus discursos y en su generosa
capacidad para inventar situaciones, historias y hasta alguna verdad. Son mis
héroes de siempre, esa gente olvidada que nadie sabe apreciar que aún tienen
vida … y mucha.
He tardado porque estoy en semipausa veraniega, pero... qué alegría que estés de vuelta, querido Enrique. Me encantan esas historias de la vida cotidiana, esta vez hasta me he reído :)
ResponderEliminarGracias, bienvenido!!!!
Muchos besos y un gran abrazoooo!!!
Y yo también me alegro de verte y leerte, Celia. Gracias por tu apoyo.
EliminarUn fuerte abrazo, amiga