05 enero 2017
Pisar fuerte para agrandarlo, poner una horma ensanchadora, o bien ir de tienda en tienda buscando el de tamaño adecuado a mis méritos como humano de buen comportar y escaso conformar, pero necesariamente grande, me ha llevado toda la noche.
El maestro zapatero al que contraté para este evento lo ha fabricado con esmero. Hecho con un poco de amor perfecto y cálido, con una montaña de sonrisas que han hecho posible crear un cuero de camello con piel de ángel, una multitud de hilo logrado con gestos de agradecimiento y con un millón de besos repartidos a mis amigos en esos inigualables "holas y adioses" en la llegada y salida de mi Ateneo.
Pero lo mejor de lo mejor es que, en el momento de la entrega y mientras sacaba lustre a mi pedido, el Maestro Zapatero me ha dicho: ¿Enrique, estás seguro que no te equivocas de tamaño? ¿Tú crees que mereces que, a tu edad, te llamen egoísta? ¿No crees que hay un mundo distinto al que vives y que necesita mucho más que tú de este enorme Zapato?
Las palabras del Maestro Zapatero me hicieron pensar y luego reaccionar. Cogí el enorme zapato recibido, lo puse en mi carrito de la compra que uso siempre para esos transportes cortos que tanto "matan y atormentan" a los de mi edad por no saber que existen, (los carritos azules de ikea), y empecé a mover mis torpes piernas hacia la estancia de mi querido Párroco. Cuando llegué me senté en el banco junto a la puerta, me pregunté... ¿Estás seguro, Enrique? ... y me contesté... Síiiiiiiiiiiiii, lo estoy. Me levanté y despacio, (como es mi obligado andar actual), me planté delante del Belén que el martirizado cura amigo tiene en su bendita Iglesia y me estuve un buen rato mirando esas bellas y enormes figuras que lo componen ... cogí, finalmente, mi enorme zapato encargado al bendito Zapatero que me lo fabricó y lo puse al lado de un pequeño, pero vistoso, cartelito que había en un lateral de ese precioso Belén que decía ... "RRMM, no os olvidéis de los niños que nada tienen" ... y yo mientras lo depositaba junto a él, (al cartel), me entró la oculta llorera que últimamente no me abandona en momentos así, y todo eso sucedió mientas me alegraba de lo que acababa de hacer y porque el dichoso cura de mis confesiones, poniéndome su mano en mi hombro, y de modo inesperado, me dijera: "Ahora sí estoy convencido de que eres un agnóstico por convicción, el mejor agnóstico de praxis cristiana, apostólica y romana que conozco y yo me alegro de ello, Enrique" ... me volví y nos dimos un gran abrazo ... de esos que se dan dos amigos que luchan por el mismo fin, aunque desde distintos ángulos.
N: Un buen amigo me lanza una advertencia que suena a castigo inmediato y/o a amenaza ... "Enrique, escribes "muy largo" ... eso para que te lean en Internet es muy malo" ... y yo le he dicho ... ¡¡¡ Interné !!! ... y eso, (como dicen los murcianicos de mi alma más sutil y recóndita) ¿Eso qué é lo qué é?
Enviado desde S6+Edge
Eso de que escribes muy largo ni hablar. Tus letras son maravillosas.
ResponderEliminarEres un ser muy sensible y bueno, Enrique.
Te mereces que ese gran zapato se llene de bendiciones para que seas siempre muy feliz. Te lo digo de corazón.
Muchos besos.
Gracias Celia, agradecido por tus siempre buenas palabras hacia mi ... eres un ángel.
EliminarFeliz Noche de Roscón y de Zapatos Grandes
El ángulo y el fin. Yo también comulgo con esa geometría. Con lo que no estoy de acuerdo es con que tengas que poner el zapato y escribir menos. Tus letras no largas siempre quedan resumidas en un solo calcetín…el de aquel que anda más con el corazón que con los pies. Un abrazo de Sus Majestades.
EliminarAy, amiga Paz ... tú si sabes donde están los RRMM, ¿Verdad?
EliminarVoy a seguir buscando zapatos para llevarlos al Belén de mi amigo el Párroco.
Feliz noche y, ya sabes, deja copitas con licor dulce, pastas y un cyubo con agua para los camellos, vienen muy cansados