Fabien Mérelle - Tinta y acuarela
.
22 junio 2017
Hoy, justo hoy, hace once años que por enfermedad tuve que retirarme. Entonces, dar ese paso, fue un enorme trance, una gran decisión, parar la máquina es siempre una incógnita, pero a pesar de aquellos siempre iniciales temores con los que afrontas cualquier nueva etapa en tu vida, en la que piensas que puedes caer en el olvido de tus amigos o de la mayoría de ellos, nada de eso se ha producido. “Te volverás transparente, Enrique”, presagiaban algunos agoreros, pero no, nada de eso ha sucedido, todos ellos, incluso los mas antiguos ahí están, me llaman y acuden a las citas cuando las proponen, están siempre ahí, pondría aquí sus nombres pero son muchos, tantos que, a veces, no me lo explico, pero solo hay un pequeño grano, como en todas las buenas familias, algunos, pocos, muy pocos, eso sí, pero son algunos de aquellos a los que más di, o aquellos que más confiaron en mi y yo en ellos, algunos que con su actitud han despertado en mi una gran decepción, unos más lejanos y otros no tanto, esos pocos son los que se perdieron en la inmensidad de la noche del olvido y no los culpo, a algunos se descubren como son cuando dejas de verlos y a otros, aunque no los veas siguen siendo lo que son.
Pero tanta es la dicha que nada la puede perturbar. Mis once años de peregrinaje por los mejores centros de Salud de mi entorno, y no tanto, mis bajones físicos, mis cada vez mayores carencias motoras o mis constantes desvaríos neuronales, nada de ello ha dejado que no me permita agradecer a todos aquellos que tanto me apoyaron desde el primer momento con sus “holaquetal”, con sus constantes notas y llamadas de apoyo, abrazos, cartas, cafetulias y las mil comidas de amigos que vamos y seguimos, celebrando a menudo, aunque bien es cierto que mi condición me impide hacerlo con la frecuencia que desearía. Gracias, mil gracias a todos por esos apoyos constantes, tanto que al final creeré que mi inmensa felicidad actual me hace merecedor de amores tan profundos como emanan de la relación con mis amigos y con los míos, con mi hijo y su bendita niña querida, de sus enanos y de mi querida Niña, la que cuida mis despertares y me acuna cuando hiela, de eso vivo y de eso muero, cada día un poquito.
Gracias a todos aquellos que han hecho posible que haya podido llegar hasta aquí y en este estado, gracias a todos y gracias a la vida, hay tantas cosas por hacer que parece que nunca tendré tiempo bastante para hacerlas, pero si me empeño, igual lo consigo, intentaré quedarme en el que nunca sabré cual es, pero será mi último proyecto.
Tienes una enorme suerte y te envidio en parte. No en ciertas cosas aunque hayan sido esos avatares los que te hayan hecho creer en esa amistad y en ese buen hacer del ser humano. Tu carácter es tu principal baza. Yo, desgraciadamente no puedo decir lo mismo, son circunstancias muy diferentes. Transparente no, invisible. Y yo sigo siendo la misma. Decepciones muchísimas. Quedan muy pocos en esos dedos de la mano en donde estàn los que verdaderamente te quieren. Los que te utilizaron porque les convenía siguen haciéndolo con otros porque otros, permíteme la reiteración, ya no están. Esa es la vida de cada uno. Dentro de todos tus pesares, en ese terreno considérate afortunado porque están y son todos los que deberían aunque también haya algún grano negro. Y tu agradecimiento incluida como no tu familia más cercana te hacen merecedor de eso que te he dicho muchas veces....¡Bravo!
ResponderEliminarEsta autoapoligía realmente dedicada a quien hace posible mi estado actual, no debiera caer en saco roto para todo aquel que en algún momento de su vida debe darle un giro a su forma de vida especialmente cuando ese giro pudiera parecer cruel porque pudiera interpretarse como el principio del fin. Nada más lejos de la realidad, no obstante esa afirmación solo es posible valorarla, amiga Paz, exclusivamente por quien la sufre y en el momento que la sufre.
EliminarGracias amiga, eso vaya como guinda final a tu amable comentario que como siempre se hace querido y hasta necesario, por ello: Gracias.
Enhorabuena por haber llegado hasta aquí. Yo también me la doy por haberte conocido y poder leerte cada día tu amor a la vida.
ResponderEliminarUn beso muy muy grande.
Ay, amiga Tracy, debo estar en esos momentos en los que el alma de un veterano decente y que aspira a seguir siéndolo, está en su punto más sensible, sí, me emocionó fácilmente, como si fuera un niño ante una película del Principito o esa que siempre me gustó - y me sigue gustando - de "La Dama y el vagabundo".
EliminarGracias, yo me siento muy halagado y, ah, lo peor es que me gusta, no dudes en seguirlo haciéndolo... me encanta que lo hagas ... que lo hagáis.
Feliz viernes.
Amigo, intenta siempre ser feliz, en todas las circunstancias, siendo consciente de que lo eres.
ResponderEliminarUn abrazo
Bien Ildefonso, bien, te haré caso, claro. Cuesta hacerlo en según que momentos y especialmente en aquellos en que te dan ganas de pedirle al conductor del Mundo que pare para bajarme, pero no es hoy el caso ... mañana ya te diré aun y esperando que sea como hoy ... un día más y feliz.
EliminarUn abrazo