domingo, 30 de julio de 2017

La Cola del Pan, las tertulias inolvidables ... ese placer



Una cola para recibir pan, Nueva York. 1910 - George Grantham Bain


30 julio 2017


- Es como ir a Hacienda a reclamar cualquier cosa, haces amigos, no lo puedes evitar y es porque uno es así. La cola del pan de un domingo cualquiera es eso, una larga espera de unos 15/20 minutos que, además, dada su longitud, cuando te toca, tú que solo ibas a por una miserable barrita de pan francés, acabas comprando de todo: Pastas, una francesa, otra mediterránea y un chapata, pues piensas que después de tanta espera hay que aprovechar. Esa es, seguramente, la técnica que utilizaban antes en el médico del seguro, cosa que ahora han resuelto, dada la crisis y un buen estudio de marketing, y las citas se cumplen con una puntualidad teutónica ya no dan ganas de pedir medicamento alguno. 

- Bueno, el caso es que en la cola del pan de hoy me encuentro a un compañero de espera que me dice que es de Leganés, que tiene 81 años, que era encofrador de obras, que tiene un apartamento en la Plaza La Coruña y otro en El Campello, que su hermana murió a los 83 que se jubiló trabajando en la Constructora san Martín y mil cosas más: “Mire usted, esto es como en la postguerra, HACÍAMOS COLA PARA COMPRAR EL PAN” 

– La espera ha dado para una larga conversación, pero cuando ya llegábamos a la zona VIP, es decir, cuando ya estábamos entrando en la tienda, mi compañero de viaje de hoy me dice: “¿Oiga, no será usted uno de esos que, como dice mi mujer, se pone en los sitios públicos a sacarle información a la gente mayor para luego atracarles o robarles en la casa?” 

– Yo, no sin cierta sorpresa, me he quedado unos segundos atónito, luego he arrancado a reír y luego he acertado a decirle; “No, hoy ha tenido usted suerte, amigo” 

– Luego nos hemos reído los dos y nos hemos despedido como si nos conociéramos de toda la vida y el hombre, mientras me daba la mano, me dice; “Debería usted ser vendedor de algo, amigo” 

– Y yo, claro, me he quedado riendo y pensando en esa sabiduría propia que siempre aportan la gente de cierta edad, que aunque tengan mi edad, a mi me parecen viejísimos.




4 comentarios:

  1. Vendedor de sonrisAS AMIGO enRIQUE, ESO ES LO QUE ERES
    UN ABRAZO

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    1. Gracias amigo Toni, me lo tomaré como un halago.
      Un abrazo muy fuerte

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  2. En tu mochila, sí esa que llevamos todos, llevas muchas cosas para vender, una de ellas y para mí la más valiosa es ese espirito positivo, valiente y esperanzador por la vida. Tal vez ella te haya dado lecciones de marketing, pero no creo que las hayas necesitado, eres tu y solo tu quien pone a disposición de los demás todo lo que tienes y esa es la más maravillosa de las mercancías. Feliz semana.

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    1. Me he puesto colorado, amiga Paz, además, otra vez, mi autoestima subió por encima del cien.
      Gracias

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