Foto, muy escogida para este uso: Blog de A. Campillo
06 septiembre 2017
- No me lo podía creer, iba andando sobre mis pies, si, lo míos, en plena oscuridad pero viéndolo todo como si estuviese en pleno día.
- Me movía como si llevase un foco de minero en testa o una de esas pistolas que lleva la policía de las películas de acción.
- Rocé, como siempre, mi pierna contra la esquina inferior de esa horrible y preciosa cama que me perturba, noche si y otra también, lo cual me pasa con luz, sin ella o cuando ando con dos copas, da lo mismo, eso no importa.
- Seguía a lo mío y tras varias e irrenunciables experiencias esotéricas y algún hombrazo en las jambas de la curva del amplio pasillo interdormitorial, consigo llegar a la parte mas lúcida de todas mis alegrías nocturnas, si, llego a la nevera y consigo sacar la deliciosa botella de agua mineral que alimenta mi salud y limpia mis males mas profundos.
- Todo ello sin ruido alguno, pero con un tremendo estruendo óseo cada vez que decidía equivocar el camino.
- Regreso, tras paso obligado por la zona de evacuación de líquidos, lo cual - lo de la evacuación - realizo con una maestría cuasi divina.
- Nada grave sucede, pongo la radio de la noche y oigo la primera de la nocturnidad en referencia a una vieja noticia hoy de actualidad: 'No te podemos dar tu dinero porque el Estado no lo permite'
– Zas, botón de apagado y media vuelta. Mañana veré si todo esto lo he soñado, pensé y, sí, lo había soñado, pero algo me hace dudar al ver que el dolor en la tibia es inmenso, pero, claro, eso puede haber sido de cualquier otro día, ¡quién sabe!
No sé es mejor apagarlo todo y sumergirse en el sueño o chillar, porque ambas cosas dudo que sirvan de algo. Es hablando y... Feliz miércoles si se puede con lo que hay.
ResponderEliminarEs verdad, Paz, lo mejor es solo vivir y hacerlo bien o lo mejor posible.
EliminarUn abrazo, amiga