01 abril 2018
– Esta mañana, en plena misa de ocho y mientras mi amigo el Párroco nos soltaba un sermón sobre las odiosas e interesadas calumnias, el amor fraterno y la Resurrección de la Carne, me preguntaba a mi mismo como era posible que mis posts diarios, bloguerías o artículos en los distintos blogs de mi irreparable inconsciente imaginación, en los que escribo unos sesenta líneas de promedio cuando está más que demostrado que cuando pasas de quince, ya nadie te lee o por lo menos, según dice mi amiga de Torrerelodones, con el mismo nivel de audiencia.
– Pienso que ello, (lo de pasarte de líneas escribiendo en un post blogueril), no siendo importante – entiéndase para ello esa recurrente frase de Juan Benet que dice que “La calidad literaria es inversamente proporcional al número de lectores” – no es excusa bastante para una pretendida disculpa, pues suena a fracaso vulgar de quien no tiene ni la más puñetera idea de lo que es escribir para que alguien te lea, quieras o no quieras que eso sea así.
– Esa decadencia que supone no saber cortar, sintetizar o acortar tus escritos, es un síntoma parecido al que te sucede como cuando acabas de comer un pescado en plan espeto a tope, es decir, que una vez lleno de esa enorme y rica riqueza de olores inicial que ofrecen dichos ricos bichos marinos, pero que, sin embargo, luego ofrecen sus pestilentes restos a pescado frito, te sienta como a que vas a vomitar si no haces todo lo posible cuanto antes por tomarte un Bacardí-Cola a toda velocidad para impedirlo y, especialmente, para decirle al responsable del servicio que te quite cuanto antes esos restos de tu vista y de tu rejuvenecido olfato. Bueno, no sé si ello es tan cruel como mandar un largo escrito a digerir en tu blog, pero, en fin, será algo parecido.
– Bien dicho ello, (lo de no hacerme “largo” escribiendo y por lo que veis, sigo sin poder conseguirlo), acabaré hoy, en este día de Resurrección Pascual, con una de mis ocurrencias en el olvido de mi baúl-e:
Volví y vi …A veces creemos que no es vida lo que tenemos o que nuestra capacidad para sufrir la injusticia se halla al límite de lo humanamente soportable. Creemos que la vida bien pudiera haber sido más benévola con nosotros o con los nuestros, pero, muchas veces, lo hacemos sin darnos cuenta de que hay otro lado, sí, el que está en la otra orilla del barranco. Es la cara oscura del mundo
..
Es muy difícil cortar, dejar cosas que uno quiere decir afuera. Pero con el tiempo uno comprende que a veces lo que no se dice, lo que se insinúa es incluso más importante que lo que se subraya.
ResponderEliminarMe gustó mucho la frase de Juan Benet, no la conocía y hasta dan ganas de creerle.
Felicidades y que puedas cortar a tiempo
Abrazo!
Gracias Frodo, estoy en ello, hoy mismo voy a dar una muestra de mi nueva capacidad de síntesis (jajaja).
EliminarUn abrazo
Déjate de dimes y direte y sigue escribiendo como siempre
ResponderEliminarGracias, amiga Tracy, has conseguido que se me salten las lágrimas y que mi autoestima vuelva a subir a 85.
EliminarFeliz lunes
Tú puedes escribir todas las líneas que quieras, tus entradas siempre son interesantes Enrique. ¿Quién en algún momento de su vida no ha pensado que la vida no es muy benevolente con ella/él? Al menos yo lo he pensado en alguna ocasión.
ResponderEliminarUn abrazo de Espíritu sin Nombre.
Gracias, Concgi, ahora sé por que me caes tan bien.
EliminarUn abrazo fuerte