miércoles, 22 de mayo de 2019

Las amilasas, la imparable pubertad, los viejos de treinta años y Borges


Fotografía: Bert Hardy. Birmingham, 1951
22 mayo 2019
– Cuando era niño tenía la extraña sensación de que ser mayor era lo deseable, lo correcto, lo perfecto, claro que ser mayor cuando se es niño, creemos que los viejos, como decía Benedetti, deben tener unos treinta años.
– Nada, pues, como esa fecunda proclama de un chaval que se siente mayor al cumplir los once y te dice que ya no le gustan los juegos de niños al uso, no, pues él dentro de poco ya saldrá con sus amigos y tendrá cosas más importantes a las que dedicarse.
– Lo miro y me veo en él, sonrío y me siento atraído por su envidiable niñez, lo miro, me miro y vuelvo a sonreír … ¡Cuánto tiempo pasó! , sí, pero yo sigo siendo él a pesar de que ahora deba preocuparme por las proteasas, las amilasas y las lipasas, por culpa de mis muy mal llevados y viejos, “treinta”.
– Lo dijo Borges: Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece.