viernes, 20 de septiembre de 2019

Las lipotimias, el banquero jubilado, la sesentañera del visillo, la Misa del domingo y el Presidente

Fotografía de Simon Rainbow ha guardado en Sketching – Desmayado
20 septiembre 2019
– Hoy reescribí un poema que ayer escribí y que más tarde, por burdo, eliminé con un clic. Hablaba sobre la vida la muerte o el presente y el futuro, que puede parecer lo mismo.
– Me enganché a hablar con el Director de la “Urba”, (el conserje), y al rato y mientras le daba una clase magistral sobre humedades impropias sobre techos mal impermeabilizados, su coste y el mal trabajo de conservación que se hace en los grandes edificios, tuve que ir a buscar agua pues el chico le dio un aire y se me desmaya. Me quedé con las ganas de darle dos besos cuando se levantó y me dijo: “Gracias, Enrique, ya estoy mejor”.
– El Señor Juan, (banquero jubilado a los 52, hará ya veinte años), luce un estado de forma espléndido, bíceps, pecho lobo y look pijo, claro, pero un pestazo a grasa-sebo-gimnasia que echaba “patrás”. Con todo empezó a contarme lo bien que come, (por lo sano), lo mucho que se cuida y la enorme promiscuidad sexual que le permite ser tan guapo y tan saludable. Al rato, al que le tuvieron que dar agua fue a mi … y fue el Director de la “Urba” el que me la dio, porque el promiscuo sexual no pudo levantarme ya que yo soy casi centenario en kg., y entonces,  aprovechando el momento,  éste, (el conserje), me dice: “¿Ve, entiende por qué me he desmayado yo antes, Enrique?
– Por último y cuando ya parecía que el día se encaminaba hacia la feliz y variada rutina de cada día, oí a la sesentona del visillo que hoy estaba frente a la puerta de la escalera 3 de los desmayos, que desde unos metros allá decía: “Este tipo es más exagerado cayéndose que una lipotimia de Raphael”. La miré con cara como la del lobo que ve a Caperucita y la sesentona, al ver mi cara,  se convirtió en sesentañera al decirme: “Hola Enrique, cada día le veo más joven, va siempre usted como un pincel”. Me acerqué y me di cuenta que su ropa era piel y sus ojos del color del zafiro, me cambió la mirada, la suya y la mía, al punto que de verdad creía yo haberme convertido, de golpe, en el mismo lobo y la del visillo en Caperucita y …
– Zas, en ese mismo momento, apareció El Presidente de la Comunity que es más cursi que un especial de “La casa de la pradera”, y me dijo: “Enrique, dejaros de cháchara y veniros al Club Social que tengo allí una cervezas y unas pastas saladas que nos dejarán pasar el rato de la reunión para discutir sobe lo de hacer Misa los domingos aquí dentro de la “Urba”.
– Y ahí se acabó todo … ya ni me acuerdo de que se habló pero seguiremos discutiendo en otra sesión sobre lo de la Misa, pero ahora tengo acidez, flatulencias y la boca seca … ¿¿?? 

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