Viviendo absurdamente en este absurdo infinito

Un cuerdo y escasamente beligerante compañero de quinta, haciendo lo que debe

03 enero 2020

- Ocho grados a las ocho de la mañana en Alicante, es como estar en Groenlandia. Tuve que echarle un vistazo al termómetro del coche un par de veces y hasta me puse las gafas ... era cierto.

- Al abrir la puerta del garaje, y mientras espero que se abra completamente, un chaval suicida montado en una moto de poco peso, pero más ruidosa que la Loli en una fiesta de fin de año, se cuela delante mío provocándome el primer semi-infarto de la madrugada.

- Circulando por delante del antiguo Gobierno Civil, ahora Rancho del Subdelegado del Gobierno y su partido, (el de turno), tengo que ir sorteando en los semáforos a los Zombis del teléfono en mano alzada frente a boca y hablándole al aire, los cuales, (los zombis), no se molestan en mirar si viene o no viene vehículo alguno. Le pito a uno que está que parece estar flotando y me contesta: "¡¡¡Qué coño te pasa viejo ... por qué no te tocas los huevos!!!" (Sic).

- Al salir del ascensor en la planta dos de El Corty de Churruca, un niño de unos nueve años me dice: "¡¡¡Feliz año  nuevo tenga usted!!!". Tuve que preguntarle a mi Santa si lo había oído bien y me contestó: Sí, sí, lo has oído bien, increíble pero lo ha dicho. Coño, habrá más niños así - me pregunté - o ha sido una pura, (por puta), casualidad emocional que le ha producido al niño ver a un viejo con el pelo tan blanco. No sé.

- Voy al lavabo de hombres en la planta dos del Corty y al abrir la puerta me sale una señora que tenía de todo, incluso edad, pero de muy buen ver, y me dice como indignada: "¿Abuelo, no ve que éste es el de mujeres?" - Fotre, me dije ... Enrique "paloquemosquedao". 

- Raudo vuelvo atrás y no, no me había equivocado, era el de hombres. ¡¡¡Psssssssssss!!!, llamé a la sesentañera de buen ver y le mostré el cartel ... me lanzó una mirada asesina y se marchó sin más explicación. Y yo me dije ... ¿Me la como o qué hago ahora? ... aún lo estoy pensando.

- Finalmente me voy a por comida preparada y empiezo de pura madre con la niña:

 ¿Tiene ensaladilla? - le digo. 

Rusa - me contesta. 

¿Tiene de otro tipo? - le pregunto. 

No - me contesta

¿Entonces? - le digo.

Bueno abuelo ¿Le pongo o no le pongo la ensaladilla? - me contesta.

"Pues no, señorita, ahora quiero un jamón de jabugo pero me lo hace usted a taquitos" ... antes de que me contestara me largué del escenario de la retórica para retardados y mientras huía me partía el culo de risa, pero sí, fue una grosería por mi parte, lo sé, pero me quedé más a gusto que un marrano en un charco.

-  Luego, ya en casa, me di cuenta que cada vez estoy menos cuerdo y en ello me quedé pensando un buen rato, pero para no darme por vencido ante el pecado cometido, quise volver a recordar aquella frase de Cortázar que tanto me gusta repetir en algunos casos como lo sucedido hoy en mi viaje matinal de primer viernes del año: "Sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito."

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