20 octubre, 2020 por
20 octubre 2020
-A eso de las ocho, me asomé a la ventana de mi habitación, la que da al paseo y me dio cierta pena, nostalgia o no sé qué, ver que no había nadie; ni siquiera el viejo que jugaba él solo a los bolos antes de la pandemia y que desde marzo nunca he vuelto a ver; ni a la señorita Josi con su precioso peluche, (el que siempre se acababa meando en mi pantalón); ni a ese otro abuelo que se sentaba en el primer banco, junto su nieta a las ocho y media, cruasán en mano y yogur, (antes de llevarla al colegio bien desayunada), mientras él le andaba silbando canciones de la tele; ni al ruidoso camión de “San Miguel” aparcado junto al bar de la esquina que ya cerró el mes pasado; ni a la boticaria de contrato parcial llegando tarde a eso de las ocho y diez, pues ya la echaron hace dos meses.
-Me di cuenta que el mundo cambió, que nada parece igual y que para que vuelva a serlo no existe en boca de nadie fecha en el calendario que lo aliente y/o pueda adivinar.
-“Yo estuve tres años en guerra y nunca me quejé por perder tres años de mi juventud en una estúpida y sangrienta guerra. Vosotros no sabéis los que es sufrir” – diría mi Santo Padre Agustín y con razón.
-Asumo, por fin, que lo más importante es vivir, saber que te quieren y que aún eres capaz de querer y mucho, a todos los que te quieren e, incluso, a algunos que ni lo saben y con esa sensación me retiro de mi ventana y me voy a mi rincón del silencio donde suelo leer e imaginar cualquier irrealidad cuando cierro los ojos.
-Llegó mi niña y con Ella su inevitable pregunta: ¿Enrique, estás bien?
-Claro, estando contigo siempre – contesté.
-Y le recité a esa linda chica de mi amor eterno, la estrofa final del poema del maestro Benedetti, “Bienvenida”, la cual resume toda la inmensa y potente, luz de su mensaje en dos líneas.
“Sé que voy a quererte sin preguntas
sé que vas a quererme sin respuestas”Mario Benedetti
Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy que bonitoooooo esto que has escrito hoy Enrique!!! siento que para quienes han estado en la guerra esto que estamos viviendo es triste pero no tan tremendoooo . Me gusta ese canto esperanzador que le pones a todas las situaciones cotidianas que de verdad dan pena pero tu amor por la vida es tan grande que supera todo.. Me ha encantado! Ojala mucha gente joven tuviese la mitad de ese impulso tuyo por estar bien cada dia y ayudar a otros a estarlo.. Mi abrazo grande grandeeeee
ResponderEliminarGracias, Eli. Tus comentarios son pura vitamina para mi aliento, mi alma y mi imaginación.
EliminarUn agradecido abrazo.
Hola Enrique la juventud de ahora vive tan bien por tenerlo casi todo que se creen con derecho a no acatar las normas del confinamiento porque no puedan salir de juerga durante unas semanas. Recitarle a la chica de tu amor una estrofa de Benedetti dice mucho de tu ternura.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Conchi. Así los iento.
EliminarUn abrazo.
La vida cambio en el mundo amigo Enrique, por acá andamos igual, yo sigo encerrada. Que reflexivo texto el de hoy. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Sandra, no es reflexivo solo, es cada vez más inestable emocionalmente. La vida del confinamiento nos afecta a todos y a mi, también, o un poco más.
EliminarSaludos.