02 junio 2021
-Después de casi quince meses sin hacerlo, hoy, pasados ya los quince días post dosis de vacunas recibidas, decidí salir a la calle andando. Hasta ahora solo lo había hecho en coche y luego con mi taca-taca o mi bastón mágico, haciendo el desplazamiento desde el coche hasta los lugares de necesaria visita.
-Recorrí unos quinientos metros y mi hazaña la llevé a cabo en “tan solo” treinta y dos minutos.
-Durante el “largo” recorrido me paré, extasiado, delante de la fachada de uno de esos restaurantes que hacen que la vida parezca mejor y me pregunté: ¿Cuándo volverá para mi la nueva normalidad? ¿Acaso existe ya y yo no me he enterado?
-Me acordé de lo que escribió Galeano en su momento: “Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana”.
-¿Cuál es el concepto de mañana? ¿Podría ser hoy?- Me pregunté. Pero no, no era hoy. Hoy debía hacer mi recorrido hasta la herboristería o tienda de productos biológicos y saludables. Lecitina de soja en perlas y Cloruro de Mg de La Justicia, era mi objetivo de compras para hoy.
-Agotado pero vivo, en el sentido más estricto de la expresión, y ya de vuelta, llegué a la zona protegida. Ya estaba en el interior de la urbanización y a solo cien metros de mi Shangri-La y a ciento seis de mi rincón del olvido y/o zona de pensar.
-Contemplaba a una de mis más queridas mini palmeras y me dieron ganas de decirle: ¿Me llevas a casa, cariño?
-No me contestó.
-Me rehíce y en un último esfuerzo conseguí llegar hasta la meta sin accidente, ni nuevo dolor adquirido en tan dura prueba.
-“Cariño … bravo, lo hiciste y tú solo”. Beso y abrazo fuerte. Fue el premio a mi esfuerzo.
-Pensando en aquello que dijo Antonio Machado, “Después de la verdad nada hay tan bello como la ficción”, me senté en mi rincón del olvido a soñar en aquellos momentos en que era todo juventud y fuerza y que de eso no hacía tantos años.
-Me dormí.
-Me despertó la música … como no, la belleza me llamaba:
Felicitaciones por ese logro y sobre todo por "animarte" a salir, por fin a dar esa caminata y estar seguro, que estará todo bien..volver a abrazar con la mirada los lugares amados y quedarte con el premio del beso y el abrazo que son la frutilla del postre de todo cuanto acontece..La verdadera verdad siempre esta mu cerca, mil besos Enrique!!! (hermosas fotos!)
ResponderEliminarLa verdadera verdad duerme conmigo desde el 66, amiga Eli. Esa es una gran razón para estar vivo.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Animo y me alegra que hayas salido. En mi país todavía las cosas están duras con el covid. Ojala todo mejore.
ResponderEliminarmejorará, pero queda mucho por resolver, todavía, JP.
EliminarUn abrazo de jueves
Que bueno que saliste a caminar Enrique pero ve con cuidado, saludos a la distancia.
ResponderEliminarGracias, Sandra. Cuidado infinito es el que llevo, y no me fío de este virus por mucho que por aquí tengamos una incidencia de 35 casos / 100.000.
EliminarUn abrazo de jueves.
Felicidades por esa caminata Enrique, supongo que te sentirás como nuevo al recuperar tu vida casi cotidiana. Cuídate.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, no he salido más, pero quizás mañana me atreva otra vez. Salgo a las horas que no hay nadie por la calle. Mi barrio es residencial y no hay grandes movimientos de gente por las calles salvo el fin de semana.
EliminarResistiremos, no hay otgra, Conchi.
Feliz jueves.
Animo, amigo... Me alegro de sentirte algo mas feliz...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Hay momentos y momentos, amigo Ildefonso, pero en general estoy feliz con mi suerte. Otra cosa es la salud.
EliminarUn abrazo muy fuerte, fotógrafo.
Es estupendo, amigo Enrique, el entusiasmo que le pones a tus pequeños y grandes logros. ¡Todo un ejemplo!
ResponderEliminarCuando detallas algún sitio de Alicante me emociono, ya que mi padre - secretario judicial- tuvo allí su último destino y vivió una corta época, pero sé que muy feliz. Mi madre se instaló con él en un piso que alquilaron y, después de nueve hijos y muchos años de dedicación a ellos, se vieron... ¡al fin solos! Ya algunos estábamos casados y los demás eran lo suficientemente autónomos para quedarse en el piso familiar en Murcia. Fui alguna vez a visitarles y de verdad que veías lo felices que estaban con su conseguida "independencia". Y paseaban por la ciudad, iban al cine, disfrutaban de un café en el precioso Paseo (no recuerdo ahora cómo se llamaba)...
La pena es que la vida que no es muy justa truncó todo aquello. Tenía 62 años.
Conmovedor, amiga Conchi. La palabra padres, padre y/o madre, siempre hace que piense en ellos, en lo felices que fueron y en todos aquellos felices años que yo viví en su casa hasta que me casé.
EliminarGracias por tu comentarios, siempre diferentes, Conchi, distintos, siempre amables.
Ah, el Paseo del que me hablas es fácil que sea el de La Explanada de España, frente al Puerto, aunque hay muchos. Alicante, igual que Murcia, es una ciudad donde se vive bien, sin apreturas, tranquilamente... dicen mis hermanos, (desde Barcelona), que es una Ciudad para viejos amables.
Un abrazo muy fuerte.
Exactamente: la Explanada. Precioso paseo con miles de teselas que encantan la vista.
EliminarVivir en una ciudad no muy grande, con buen clima y mar, desde luego es un privilegio y quizás influya en hacer viejos amables. Jajaja
Feliz fin de semana.
Siempre gente amable, Conchi. Saludos de domingo.
EliminarEs importante caminhar com segurança para nuestra salud mental.
ResponderEliminarFizeste tus compras y hablaste con las palmeras, que no te contestaram, pero elas te escutaram.
Senti que ficaste feliz pot tu primera caminhata pós Pandemia.
Besitos para todos.
Siempre he sido y soy, feliz, CEU, ahora la cruel pandemia me ha quitado poder ver a mis nietos que viven algo lejos, (110 KM), pero las normas de seguridad me impiden acercarme a ellos. Una pena y un horror.
EliminarUn abrazo de viernes.