07 marzo 2023
- Josep es un médico a la antigua, de esos que antes llamábamos de cabecera y ahora, como él mismo dice ... "Soy ... antiguo, Enrique ... no me preguntes, mi medicina tenía más que ver con la psicología que con los fármacos ".
- Pere es un Ingeniero de Caminos de esos que construían puertos en los 70 y nos enseñaban que los diques se calculaban en base a la estadística del tiempo, es decir, en base a los oleajes producidos durante los últimos, 15, 25, ó 50, años, por ejemplo. Más tiempo, más dinero, una aparente y estúpida forma de morir de lo mismo … de pobre.
- Antonia, una feminista arrepentida, soltera, jubilada cómo todos, y exfuncionaria del Banco de España, dice que el dinero es una trampa, que solo el negro, (el dinero), escapa de la maldad de los estados corruptos y que comparar la felicidad con el dinero y la fama con el éxito es un error de la clase media y una forma de vivir de la gente con poder que, sin embargo, toda clase social envidia desde que nace.
- Pepito, ese hombre que fue portero de finca desde que Noé atracó en algún puerto, tiene, curiosamente y a pesar de su ignorancia universitaria, la sabiduría del que conoce la vida de todos los miles de vecinos que tuvo a su cuidado, su experiencia y conocimiento sobre los problemas, maldades y secretos inconfesables de la gente de a pie, lo cual es mayor que la de cualquier mortal. Su opinión en la tertulia del Ateneo de esta madrugada de niebla Londinense, trasladada al Mediterráneo, sentados en el banco playero de nuestro Ateneo menor, opinando sobre las causas por las que se debe aspirar a ser feliz por encima de cualquier otra causa, se ha hecho con el "premio de opinión" de hoy y que resumo aquí:
"Ser discreto a la hora de opinar sobre la vida de los demás pues eso me ha mantenido en el empleo, años y años.
Tener la suerte de conocer las verdades, las mentiras y las intimidades inconfesables de cada cual, me han hecho ser capaz de apreciar la virtud de mi propia vida llena de fidelidad y de adorar a mi mujer de toda la vida.
De amor a mi sensación de agente familiar.
De sinceridad, de saber apreciar los valores de una vida en común.
De saber cuáles eran mis logros por modestos que parecieran.
De no arrepentirme para nada de no haber podido acceder a estudios de nivel cultural mínimo.
De ser un admirador de mi ocupación - mal pagado, claro - pero gran amante de la ocupación laboral plena a la vez que un gran enamorado de mi condición de Padre y ahora abuelo ... eso me ha hecho feliz, muy feliz y me ha llevado a poder disfrutar, ahora, de la mejor etapa de mi vida".
- Creo que, a veces y en una condición de posición social inadvertible, hoy, no sabemos apreciar la condición de humano o de abocado a ello, de parte de nuestro intelecto sin que para ello haya que pasar por la primaria interpretación de lo que más nos conviene es dejar ver por encima de lo que somos. Quizás sea ése nuestro problema principal y con ello me refiero, especialmente, a los que pintarán o debieran, ya, pensar en hacerlo, con este incierto futuro que se nos presenta como algo distinto y verdadero ... bueno, eso o es que, a pesar de mi veterana y temprana setentona edad, ya hablo como me hablaba mi padre a mí cuando Él tenía mi edad (la que yo tengo hoy).
Cinco de mis mejores refugios
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Enrique, siempre acertado en traer temas de interés.
ResponderEliminarEl paso de los años nos hace sabios, o eso dicen...
Bien es verdad, que vamos envejeciendo de acuerdo a como hemos vivido. No creo que la edad sea capaz de trasformar nuestra esencia. El que ha sido un canalla, lo seguirá siendo, y el hombre, o mujer, bueno y honrado, seguirá siendo bueno y honrado.
Pero para la gente, como el Pepito de tu historia, el paso del tiempo le ha colmado de la paz y serenidad de una sabiduría no adquirida en las grandes universidades.
Al final, poseen una dignidad que ya la quisieran muchos.
Gracias.
Ese era el mensaje, el pretendido mensaje de este post, Maripaz, la sabiduría se manifiesta a través de los genes y no desde los tronos de lo social, empresarial o político.
EliminarFeliz tarde y noche.
El sentido común, el saber estar, el valorar en su verdadera medida lo que se tiene, ser solidario, no es algo que sea inherente a los estudios. Haber vivido siendo consciente de quienes somos , a donde vamos, nos da una amplitud de miras de la que carecen los títulos universitarios.
ResponderEliminarUn beso.
Bien escrito, Ilduara, la honradez, la fidelidad y esos otros tantos valores que en el mundo actual cuesta encontrar, habitualmente se nace con ellos y se moldea con los años.
EliminarUn beso que va de vuelta ampliado y con fuerza.
Para mí, sin duda, entre los veinte y los treinta fue la mejor etapa de mi vida.
ResponderEliminarDespués y antes hubo de todo.
Saludos.
Yo, de poder volver, me quedaría en los 40, es decir, en la década de los 40 a los 50, pero podría estar de acuerdo contigo, también, TS. Yo creo que he sido feliz en cada una de las etapas de mi vida y el caso es que cada una de ellas lo ha sido de manera distinta.
EliminarEn fin, para que vamos a quejarnos, compañero, las cartas ya están echadas.
Un abrazo, ya, medio caluroso
Uno debe vivir y dejar vivir sin juzgar tanto. Te mando un beso.
ResponderEliminarAsí es, Judit, parece fácil, pero cuesta mucho que la gente actúe así.
EliminarFeliz miércoles, escritora
Hola Enrique
ResponderEliminarVoy a hacer una elección, y será la primera en mi vida en qué tenga clarísimo a quien poner mi voto.
Voto cantado: ¡Voy por Pepito!
Sin duda la inteligencia práctica es fundamental en la trayectoria de las personas, y esa no la da ninguna universidad ni el vivir "entre algodones"
Y si tengo que elegir un segundo candidato a "SER HUMANO" voy por el doc.
¡Trajiste a mi memoria el "médico de familia" amigo!
Recuerdo perfecto: yo era niñita y el Dr De Benedetti aparecía en mi casa tanto sea para ver a mi padre, madre a mi o mi hermano.
El menor síntoma o dolencia, mis padres lo llamaban y él, no importaba la hora, aparecía.
Abrazo va ¡feliz miércoles!
Pepito es todo un ejemplo, dulce Lu, y el médico de familia, inolvidable. Nunca tenía prisa, siempre acudía a las llamadas ... escuchaba, reconfortaba y curaba.
EliminarUn abrazo muy fuerte, querida amiga.
Enrique, creo que nos preocupa más tener una ocupación, a pesr de que os paguen un salario de hambre que ser felices, y nos hacemos esclavos. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEres sincero ... y es probable que sea como dices. Yo ya tengo muchos años y, seguramente, llegué a caer en lo que adviertes.
EliminarSigamos, querido y sesudo amigo.