12 abril 2023
- Me levanté temprano y me puse a escribir lo que ayer me pasó al encontrarme con Pere.
- Al rato ya tenía llenas dos páginas y me di cuenta de que lo escrito tenía menos futuro que un libro de matemática moderna en un programa de Telecinco.
- Se sabe que todo aquel escrito que se publique en la comunidad bloguera de internet no puede pasar de veinte líneas, (salvo honrosas y muy brillantes excepciones como las que tengo en mi lista de "blogs seguidos"), cuesta leer textos largos (quizás no sea el lugar), y solo algunos piadosos followers lo premian dándole un like o escribiendo un comentario cariñoso.
- Pues bien, lo escrito no lo mandé a galeras, lo envié a uno de mis refugios ocultos* y creo que hice bien, no perdí el tiempo escribiendo y mis amigos de allá llenaron algo más su web. Escribir es un placer, una necesidad y, fundamentalmente, una manera de hablar con uno mismo y esa es la mejor recompensa.
- Para terminar, diré que entre los comentarios que recibo y que no publico por el bien de sus autores, ayer recibía uno de ellos implorando que pasase a verle a su blog y le tuve que recordar lo que contaba Juan Benet a quien quisiera escucharle cuando hablaban de audiencias: "La calidad literaria es inversamente proporcional al número de lectores".
