martes, 11 de septiembre de 2012

Panorama de la Educación


11 septiembre 2012

Lloraba y me miraba. Hoy era la Loli y sus desdichas, si, las que le proporciona y administra su niño, su exmujer, la del niño, y del nieto que va de camino hacia una desestructurada familia. El, el niño de la Loli, probó fortuna, sin éxito,  en Suiza, en Bélgica y ahora dice que se quiere ir a Alemania. Se ha apuntado a un curso de Alemán que, lógicamente, paga la madre, pero resulta que el problema que tienen con él, con el niño de la Loli, es que antes le van a tener que enseñar español. La niña, la madre del futuro nieto de la Loli, trabaja en una empresa de limpieza en San Juan y casi tiene un lugar fijo de trabajo desde las tres de la madrugada y hasta las nueve en un par de colegios y en unas oficinas, pero resulta que se ha juntado con un chico de color, panameño, para mas señas, que la lleva por la calle de la amargura. Yo, he cogido a la Loli por la barbilla y le he dicho: “¿Qué conyo estás haciendo, Loli? Deja de llorar y dile al niño que con casi cuarenta, ya es hora de que se espabile ¿No crees?” – La Loli, como era previsible, ha seguido llorando y, casi con toda seguridad, habrá tenido los oídos cerrados mientras le hablaba, como no.  Así hay muchas Lolis, si, todas sin saber que hacer.