30 noviembre 2014
No se me adelanten ... pero tampoco se me retrasen: FELIZ NAVIDAD buena gente
Enviado de Samsung Mobile Note III
“Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que transmiten mi libros, por favor créanselos. Créanselos porque me las he inventado”. (Final del discurso de Ana María Matute al recibir el Premio Cervantes 2010)
"Enrique, ¿te acuerdas de Mario?, sí ese chico de Barcelona que hace mil años fue mi primer amor adolescente, pues llevamos tres meses juntos. Ha vuelto a buscarme cuando me encontró en una de las redes sociales y el caso es que hace tres días me pidió ir a vivir juntos. He estado dos días sin salir de casa, pero ayer me fui al apartamento de él y llené su baño con mis potingues, su armario y sus cajones con mis ropas y hasta puse un cuadro de una foto nuestra, que nos hicimos hace un mes en Las Fuentes del Algar, en la mesita de noche. Lo esperé, cuando llegó nos abrazamos, él tenía los ojos mojados y yo no fui capaz de articular palabra alguna. Nos tumbamos en la cama y estuvimos toda la noche mirándonos a los ojos y solo mirándonos, hasta llegar al sueño y lo hicimos sin mediar voz alguna. Mientras lo miraba pensaba que debía inmortalizar ese momento, creí que estaba viviendo el primer día de una gran nueva vida y que al día siguiente mi vida sería otra, sería una vida como siempre la soñé antes de enviudar, una vida feliz. Cuando dejamos de vernos, Mario y yo, lo fue porque a él sus padres lo mandaron a estudiar a Londres y yo me fui con los míos a Castellón. Me casé cuatro años después con un gran hombre y le perdí la pista a aquel noble y querido estudiante al que llegué a querer como a nadie, entonces. Mario nunca se casó, sé que tuvo alguna novia y que desde que me casé dejó de escribirme, pero aún recuerdo, como si fuera entonces, su despedida; Sara, siempre te querré, no lo olvides nunca. Y así, pensando en todo ello, me dormí. El caso es que al día siguiente, al despertar, le dije a Mario en lo que estuve pensando cuando le miraba y él me contestó: Yo también, Sara, llevo casi cuarenta años soñando que algún día tú también me lo dirías".
“¿Pero que heroína puede haber sido una señora que nació tremendamente rica, vivió como le dio la gana y murió estando tan viva como vivió siempre? ¿Qué dio mucho?, claro, pero no le costaba nada darlo. ¿Qué esfuerzo tuvo que hacer ella para ser tan buena cuando su único mérito fue el de haber nacido en esa cuna de los Alba?. Mirad, mi héroe es mi padre, sí, vuestro Serafín Álvarez de toda la vida, el Alva, que es como le llamaban en Dragados, su Dragados. Él, hijo de pobres emigrantes se instaló aquí en la Terreta hace 50 años y sin un duro, ni nada que llevarse a la boca, se puso a trabajar de sol a sol, aprendió a poner ladrillos, a enfoscar paredes y a manejar máquinas de obra. Tuvo tiempo de hacerle tres hijos a mi madre y de cuidarnos como nunca he visto que nadie lo haya hecho jamás de sus hijos. Nos dio carrera a los tres y murió hace tres años sin poder conocer a ninguno de sus nietos y, además, no hacía como los Alba a la hora de dar limosnas, él colaboraba con Caritas ayudando en el servicio de comedores cuando se jubiló. Durante toda su vida ayudó con mil gratuitos trabajos de reparación y restauración de baños y cocinas a todos sus vecinos que no tenían con que pagarlo. Recogió en casa al niño de una mora que murió de una rara enfermedad y que servía de camarera en el Bar del barrio y lo crió con nosotros hasta que se fue a Marruecos con su familia que vino a buscarlo al cabo de diez años. Mi Padre sí era un héroe, mi Padre hubiera merecido que hubieran abierto de par en par las puertas de Ayuntamiento para que todos supieran lo grande que fue. Vivió y murió en la ignorancia del mundo entero. Una lástima, gente como mi Padre sí merecen un gran homenaje”